Vacaciones, nieve, árboles decorados, reuniones familiares … ¡y regalos, por supuesto! Es una de las épocas más bonitas del año, una imagen con la que muchos de nosotros estamos familiarizados.

Dedicamos semanas, pensando cuidadosamente en los regalos perfectos, apropiados para la edad, intelectualmente estimulantes, emocionantes y sorprendentes para nuestros hijos. Pero la novedad de muchos regalos rápidamente desaparece y pronto muchos se olvidan entre tantos otros con que jugar.

Entonces, ¿cuántos juguetes deberíamos estar realmente dando a nuestros hijos?

Los expertos dudan en poner un numero a la cantidad de juguetes que los niños deben tener, sin embargo, menos juguetes son mejores que demasiados.

A través del juego, los niños aprenden a interpretar el mundo que los rodea, enriqueciendo el desarrollo de sus habilidades cognitivas, emocionales, sociales y físicas, y su consecuente bienestar. Un artículo publicado en 2017 en la revista Infant Behavior and Development afirma que “Cuando se les da solo cuatro juguetes para jugar, los niños juegan con cada uno el doble de tiempo, pensando en más usos para cada juguete y alargando y expandiendo sus juegos, permitiendo un mejor enfoque para explorar y jugar de manera más creativa, cualidades que benefician a los niños a largo plazo”.

Los niños que tienen menos juguetes para jugar necesitan usar más su imaginación, lo que les da la oportunidad de buscar y desarrollar nuevos talentos. Además, cuando los niños tienen demasiados juguetes, abandonan demasiado rápido un juguete que los desafía, reemplazándolo por otro más fácil. En el proceso, pierden la oportunidad de aprender paciencia y determinación. Los niños que tienen menos juguetes suelen cuidar más de sus pertenencias, también tienden a pasar más tiempo leyendo, escribiendo y creando.

Tener menos juguetes establece el tono para un estilo de vida más saludable, ya que los niños que obtienen todo lo que quieren valoran menos a sus cosas y tienden a compartir menos.

Las fiestas no son solo tiempo para regalos, sino también para pasar tiempo de calidad con nuestra familia.

Kathy Sylva, profesora de psicología educativa en la Universidad de Oxford, estudió a 3.000 niños de entre tres y cinco años y descubrió que «aquellos niños con menos juguetes, cuyos padres pasan más tiempo interactuando con ellos, superan a los niños con mayores medios para computadoras personales, videojuegos, etc., en varias áreas del desarrollo emocional y social.”  La realidad es que los efectos positivos del attencion directo de un padre parece vencer a cualquier juguete o pantalla «.

La felicidad se deriva de las experiencias, no de las cosas. ¡Pasemos más tiempo jugando con nuestros hijos!

Investigadores de la Universidad de Cornell descubrieron que «las personas están más agradecidas e incluso más generosas cuando disfrutan de experiencias en lugar de regalos materiales».

Las experiencias pueden enriquecer la vida de los niños más que los juguetes. Entonces, porque no usa el dinero que hubiéramos gastado en juguetes adicionales para un viaje a un parque temático, a un mercado festivo, al cine para ver su película favorita, al zoológico, acuario o hacer un picnic al aire libre, etc.

Los recuerdos de la experiencia de los niños dura mucho más que la emoción de los juguetes que reciben durante las fiestas.

La felicidad se deriva de las experiencias, no de las cosas. ¡Pasemos más tiempo jugando con nuestros hijos!

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