¿Cómo afecta un uso excesivo de las pantallas al lenguaje?

¿Cómo afecta un uso excesivo de las pantallas al lenguaje?

En los últimos años, los dispositivos electrónicos han cobrado gran importancia y forman parte de nuestra vida desde que nacemos. Se entienden por dispositivos electrónicos o pantallas la televisión, dispositivos móviles, ordenadores, tablets, etc.

Las pantallas son un recurso muy atractivo tanto para niños como para adultos. Son un medio de entretenimiento, de estudio, de trabajo, etc. Es importante saber utilizar este recurso de forma que no impacte sobre el desarrollo de nuestros hijos de forma negativa.

En la actualidad, los niños comienzan a utilizar estos dispositivos entre los 12 y los 24 meses. Sin embargo, la Asociación Americana de Pediatría no recomienda el uso de pantallas antes de los 2 años de edad. Entre los 2 y los 5 años, esta asociación no recomienda que se utilicen pantallas más de 2 horas diarias. Por otro lado, la Asociación Española de Pediatría no recomienda el uso de pantallas superior a media hora para niños menores de 3 años y, hasta 2 hora para niños más mayores. Finalmente, la OMS recomienda que el uso de pantallas en menores de 2 años sea de 0 horas, en los menores de 2 a 4 años, recomiendan que el tiempo de exposición no sea superior a 1 hora y, en niños entre 5 y 7 años, no debe superar las 2 horas de uso.

 

Edad Número de Horas de Exposición
0-2 años No está recomendada la exposición de pantallas
3-4 años 1 hora de uso
5-7 años Máximo 2 horas de uso

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Todas las organizaciones recomiendan que el uso de las pantallas durante la infancia sea muy limitado. Esto se debe a que, en esta etapa, el cerebro está en pleno desarrollo y el uso de estos dispositivos limitan las oportunidades de aprendizaje y de interacción con el entorno.

Hay diversos estudios que correlacionan una exposición temprana y prolongada a las pantallas con un peor desarrollo lingüístico y cognitivo. Además, relacionan un uso excesivo de pantallas con un retraso del lenguaje, así como de un vocabulario más pobre y de dificultades de expresión.

Impacto de las pantallas en el desarrollo de los niños

Una exposición excesiva a las pantallas puede conllevar a:

  • Impacto negativo en la neuroplasticidad.
  • Interrupción de la comunicación con su entorno.
  • Impacto en el desarrollo de funciones ejecutivas (atención, inhibición, memoria).
  • Trastornos de sueño.
  • Sendentarismo.

Las pantallas pueden afectar a la capacidad de concentración, empatía, manejo de la frustración y control de los impulsos entre otros. Estas habilidades son muy importantes para la interacción social. Esta interacción social es la base del aprendizaje del lenguaje. El uso prolongado de pantallas puede suplir momentos de actividad física o juegos compartidos con otras personas. También limitan el número de interacciones con iguales o con mayores, estas interacciones son grandes oportunidades de aprendizaje donde van adquiriendo requisitos para desarrollar el lenguaje o, para adquirir estructuras más complejas siguiendo un modelo adulto.

Además, el uso excesivo de los dispositivos electrónicos puede afectar al desarrollo de las funciones ejecutivas como son la atención, la memoria o la inhibición. Si los menores tienen su atención centrada en una pantalla, omiten otros estímulos del entorno que lo rodean.

Uso de las pantallas y lenguaje

Los tres primeros años de vida tienen una importancia muy grande en el desarrollo de la comunicación y el lenguaje. Estos años son el periodo crítico para el aprendizaje de este, en caso de ser superado, se podría retrasar la adquisición del lenguaje con respecto al desarrollo normal.

La comunicación consiste en transmitir y recibir un mensaje compartiendo un código común. Se puede comunicar a través de gestos, expresiones corporales y faciales, etc. Antes incluso de poder imitar palabras, los bebés se comunican con el entorno. El lenguaje se adquiere a través de la interacción con el medio y con otras personas, de esta forma se van integrando los requisitos del lenguaje de forma implícita, a través de la imitación de los modelos que ofrecen los adultos.

Los bebés balbucean, vocalizan, hacen gestos, etc. Estas son formas que tienen de comunicarse y de empezar a aprender algunos prerrequisitos necesarios para el lenguaje. Entre estos prerrequisitos se encuentran el turno de palabra, la atención conjunta. Además, antes de decir palabras, los bebés empiezan a explorar los distintos sonidos que pueden hacer con las estructuras orofaciales. Son momentos en los que los bebés interactúan con su entorno. Con un uso excesivo de pantallas, estas oportunidades de interacción y estimulación se pierden, ya que los dispositivos electrónicos no ofrecen respuesta a sus interacciones. De esta forma, un uso temprano de las pantallas limita la intención comunicativa de los menores.

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Como se ha mencionado, la interacción con los demás es la forma en la que se aprende y se desarrolla el lenguaje. Generalmente, esto tiene lugar a través del juego, ya sea con iguales o con adultos. Durante la etapa de 2 a 6 años, tienen lugar el juego simbólico y el juego funcional. Estos son dos tipos de juego en los que los menores dotan de un uso distinto al objeto con el que están jugando (jugar con un plátano como si fuera un teléfono) o, aquel juego donde los niños usan los objetos de la forma que en la que están prevista que se usen (jugar a los médicos o a superhéroes). Un uso excesivo de dispositivos electrónicos hará que las oportunidades para que se den estos juegos se vea reducida ya que para que se den, el menor debe estar presente en el entorno para poder replicar situaciones cotidianas. Por otro lado, los juegos que pueden ofrecer los dispositivos electrónicos no ofrecen este tipo de interacciones, ya que los juegos que ofrecen disponen de diálogos preestablecidos que no fomentan la creatividad ni la imaginación de los menores.

Las pantallas reducen las oportunidades de interacción. Puede impactar al lenguaje generando:

  • Vocabulario pobre.
  • Dificultad en la comprensión.
  • Dificultad para iniciar o mantener una conversación.
  • Dificultad para respetar los turnos de hablar.
  • Disminución de la fluidez verbal.

Impacto de las pantallas en el desarrollo lingüístico

En las primeras etapas de la vida, los menores deben explorar e interactuar con su entorno, deben tocar, agitar y tirar objetos. Es muy importante que la tecnología no sustituya actividades sociales ni el juego al aire libre. Estas son grandes oportunidades que tienen los menores para adquirir y desarrollar habilidades interpersonales, motoras y comunicacionales. Un exceso de uso de dispositivos electrónicos está relacionado con un retraso en las habilidades motoras, retraso en el desarrollo cognitivo y del lenguaje y un peor rendimiento académico.

Además, para el desarrollo del lenguaje es tiene gran importancia la interacción cara a cara entre el adulto y el bebé, así como la interacción con iguales. Existen varias formas en las que las pantallas impactan sobre el desarrollo lingüístico:

La sobreexposición a las pantallas reduce las situaciones de interacción entre los menores y sus progenitores o entre iguales, así como las oportunidades de juegos en los que haya interacción social. Estas situaciones de interacción son fundamentales para el desarrollo del lenguaje.

Los niños aprenden palabras dentro de la interacción con los adultos, donde los últimos recompensan y dan respuesta rápida a la intención comunicativa del menor. Es por ello que, cuando los adultos no participan en este intercambio, se rompe una premisa pragmática importante para la comunicación. Se debe añadir que, cuando los adultos también utilizan de forma excesiva las pantallas, se reduce el número de diálogos que puede escuchar el menor.

La mayoría del contenido de los dispositivos no fomenta el desarrollo del lenguaje. Esto hace que se limite la exposición de los menores a palabras y estructuras complejas. Viéndose afectado su vocabulario y la habilidad para expresar sus ideas.

Reemplazo de otras actividades importantes, como puede ser juego simbólico o la lectura.

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A pesar de esto, las pantallas no solo tienen efectos negativos, también ofrecen beneficios:

  • Exposición a nuevas ideas.
  • Fomentan la creatividad y la imaginación.
  • Gran fuente de conocimiento.

¿Cómo hacer un buen uso de las pantallas?

Los dispositivos electrónicos y las pantallas son una realidad con la que convivimos. Además, es un campo que está en auge y que seguirá ganando protagonismo en nuestras vidas. Es por ello que eliminarlas completamente de la vida de nuestros hijos no es un objetivo realista. En su lugar, debemos utilizarlas de forma responsable y supervisado por un adulto.

    • Establecer un tiempo adecuado de uso de las pantallas. Los especialistas no recomiendan su uso en menores de 2 años. En niños entre 2 y 5 años se recomienda que el uso no supere las 2 horas.
    • Controlar el contenido al que acceden. Buscar que el contenido que consuman permita la interacción son el menor. En la medida de lo posible, buscar juegos que no sean en solitario.
    • Intentar que el contenido que utilicen sea educativo.
    • Reservar tiempo para otros juegos o actividades que no impliquen pantallas.
    • Dar ejemplo. Lo adultos debemos hacer uso de las pantallas de forma consciente y haciendo actividades que no impliquen estos dispositivos. De esta forma los menores tendrán modelos que imitar.
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Como se ha mencionado en este artículo, hay estudios que correlacionan una exposición temprana y prolongada con un retraso del lenguaje. Además, describen el lenguaje de niños que están sobreexpuestos a estos dispositivos como pobre y con estructuras gramaticales simples. Asimismo, se puede ver como el uso de pantallas no afecta solamente al desarrollo y adquisición del lenguaje, sino al desarrollo cognitivo.

A pesar de esto, las pantallas son una realidad con la que convivimos y seguirán ganando protagonismo. Es por ello por lo que los adultos debemos asegurarnos de hacer un buen uso de ellas y garantizar que nuestros menores tengan tiempo de juego y actividades sin que las pantallas estén presentes.

Sobre la autora

Mariló Martínez es logopeda en Sinews. Está especializada en Atención Temprana, es decir, en intervenir en niños de 0-6 años. A pesar de esto, puede tratar cualquier patología relacionada con el lenguaje, el habla o trastornos de aprendizaje.

Mariló Martínez Zamora
Departamento de Logopedia
Mariló Martínez Zamora
Grado en Logopedia
Niños, adolescentes y adultos
Idiomas de trabajo: Español e inglés
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¿La dislexia se ve afectada por el bilingüismo?

¿La dislexia se ve afectada por el bilingüismo?

Pregunta:

Mi hij@ es bilingüe, y recién hemos descubierto que tiene dislexia, deberíamos quitarle un idioma?

Respuesta:

La dislexia es un trastorno específico del aprendizaje de origen neurobiológico. No está relacionado con las bajas capacidades intelectuales, la mala escolaridad, la pereza o la cantidad de idiomas que habla su hijo. La dislexia no está relacionada con el lenguaje oral, por lo que su hijo podrá hablar tantos idiomas como desee.

Dentro de la dislexia podemos diferenciar entre dificultades de decodificación y dificultades de comprensión. La primera proviene de déficits fonológicos y está relacionada con la capacidad de asociar sonidos y letras. Por el contrario, las dificultades de comprensión se asocian con el vocabulario, las habilidades morfológicas y pragmáticas.

Podemos encontrar dos tipos de ortografías a la hora de escribir y leer una lengua: ortografía transparente, la correspondencia grafema-fonema es clara (como el español) u ortografías opacas, la correspondencia grafema-fonema no es tan clara (como el inglés). Algunos autores sugieren que aprender a leer en ambos idiomas, opaco y transparente, ayudaría a las personas con dislexia a compensar sus déficits en la decodificación fonológica al transferir la conciencia fonológica y las habilidades de decodificación subléxica de la ortografía consistente a la inconsistente.

Me gustaría recalcar la necesidad de recibir terapia en ambos idiomas porque las necesidades serán específicas de cada idioma.
En definitiva, el bilingüismo no provoca dislexia ni aumenta el riesgo de presentarla, por lo que no sería necesario dejar de utilizar un idioma. Algunos autores incluso afirman que el bilingüismo puede tener algunos beneficios en la dislexia. Lo único es que su hijo necesitará sesiones de terapia en ambos idiomas porque cada idioma es diferente y tendrá necesidades diferentes en cada uno.

Aunque requerirá un poco de esfuerzo, será posible que su hijo logre un buen nivel de lectura y escritura con el enfoque correcto. Si les resulta muy difícil mantenerse al día con uno de los idiomas y elegiste eliminar uno de ellos, eliminaría el que usan menos en forma de lectura y escritura. Pero eso no tiene que ser una opción, ya que podrán leer y escribir en ambos.

Si necesitas más ayuda con respecto a este tema puedes hacer click aquí para pedir tu cita online con nuestros especialistas.

Referencias:

  • Do Amaral J. & de Azevedo, B. (2021). Lo que la investigación puede decirnos sobre la interacción entre la dislexia y el bilingüismo: una revisión integradora. Letrónica, 14(2), 1-17. https://revistaseletronicas.pucrs.br/index.php/letronica/article/view/38695


Es normal el desarrollo del lenguaje de mi hij@?

¿Es normal el desarrollo del lenguaje de mi hij@?

El lenguaje se puede manifestar de forma oral, escrita o signada, pero la adquisición de las mismas es diferente. Este artículo se centrará en el lenguaje oral.

Los primeros tres años de vida son fundamentales para el desarrollo del lenguaje ya que el cerebro está en proceso de maduración y es cuando se encuentra en estado óptimo para la adquisición de estas habilidades.

Cada menor sigue su propio ritmo de desarrollo, sin embargo, todos siguen una progresión natural en la adquisición de habilidades relacionadas con el lenguaje más o menos similar.

Dentro de los trastornos propios del lenguaje, se puede diferenciar entre receptivos (dificultades de comprensión), expresivos (dificultades de producción) y de procesamiento.

Desarrollo del lenguaje según la edad:

Entre los cero y los cuatro meses los bebés se suelen calmar al escuchar la voz de la madre y muestran un interés claro por las caras de las personas. Por otro lado, son capaces de llorar para obtener diferentes cosas, como alimento o confort. El llanto es uno de los primeros actos de comunicación, ya que a través de él aprenden que pueden modificar el entorno. Además del llanto, empiezan a mostrar sonrisa social y se ríen.

A los seis meses, son capaces de responder a su nombre, de seguir estímulos auditivos con los ojos y empiezan los balbuceos y las vocalizaciones. Esto es seguido por la comprensión de rutinas verbales, como “adiós” y señalizar y decir las primeras palabras, lo que suele suceder alrededor de los nueve meses. Alrededor de los doce meses, los menores son capaces de seguir una orden verbal y de producir tres palabras con significado (por ejemplo: “mamá”, “papá”, “agua”). A los quince meses, los niños son capaces de identificar las partes de su cuerpo cuando se le preguntan por ellas (se le pregunta “¿dónde tienes las orejas?” el niño será capaz de señalarlas). En cuanto a la expresión, adquieren más vocabulario.

Entre los dieciocho y los veinticuatro meses, serán capaces de reconocer las partes de su cuerpo, así como de seguir órdenes verbales simples. La producción se caracteriza por un aumento del número de palabras que utilizan, tienen un vocabulario de alrededor de 50 palabras y de hacer combinaciones de dos palabras (“más galletas”). Además, conocen su nombre y son capaces de emplearlo.

De los veinticuatro a los treinta y seis meses, los niños comprenden y cumplen órdenes verbales complejas y pueden realizar frases de tres palabras. Además de esto, son capaces de emplear la partícula interrogativa qué para formular preguntas. También comienzan a emplear pronombres como “tú” o “yo”, comprenden “tú”, “yo” o “ella” y responden a preguntas simples. Entre los 36-48 meses, cabe destacar la comprensión de acciones y el uso de la interrogación “¿por qué?”.

Entre los 48-60 meses, los menores son capaces de comprender todo lo que se les dice, así como de generar oraciones completas y contar cuentos. En esta etapa comprenden términos relacionados con el espacio como “detrás” o “al lado”. Se consideran típicos errores en palabras largas y complejas como “hipopótamo”, pero una persona ajena al núcleo cercano del niño es capaz de comprender y mantener una conversación con él.

Finalmente, a los seis años son capaces de comprender y cumplir órdenes de todo tipo de complejidad y poseen la habilidad para expresarse sin cometer errores relacionados con la articulación de sonidos así como narrar eventos e inventarse historias.

Signos de alerta en el desarrollo del lenguaje:

Previamente se ha descrito el desarrollo típico del lenguaje de un niño en las diferentes etapas de la infancia. Hay una serie de redflags o signos de alerta que permitirán identificar si el lenguaje del menor es el esperado para su edad o si, por el contrario, se debe consultar a un especialista.

Entre el primer y el cuarto mes, la presencia de un llanto extraño y la ausencia de sonrisa social deben llamar la atención. Por otro lado, entre el sexto y el noveno mes, se debe estar atento a la falta de vocalizaciones y balbuceo, así como de palabras bisílabas frecuentes como “mamá/papá”. 

A los doce meses, la pérdida de habilidades que ya tenía adquiridas es un signo de alarma. Por otra parte, a los quince meses el menor debería ser capaz de señalar y utilizar combinaciones de tres palabras, en caso de no hacerlo se debería acudir a un especialista. Otro signo de alarma es la falta de seguimiento de instrucciones simples, reconocer las partes de su cuerpo y decir al menos 25 palabras entre los dieciocho y los veinticuatro meses. Tras esto, a los treinta y seis meses, deberían emplear frases de dos palabras y seguir órdenes de dos comandos.

Desde los treinta y seis hasta los cuarenta y ocho meses, el uso de palabras incorrectas o la sustitución de unas palabras por otras debe llamar nuestra atención. Finalmente, desde los cuarenta y ocho meses hasta los seis años, se considera alarmante un uso no adecuado del habla, es decir, la presencia de un habla con errores a la hora de producir sonidos, así como la incapacidad de contar una historia o seguir una conversación.

Como conclusión, a pesar de que cada menor tiene un desarrollo único, es necesario que una edad determinada se corresponda con el logro de determinados hitos. De no ser así, sería recomendable consultar con un logopeda que podrá resolver las dudas al respecto.

EDAD

LENGUAJE RECEPTIVO

LENGUAJE EXPRESIVO

SIGNOS DE ALARMA

0-4m

La voz de la madre los tranquiliza.

Llanto, sonrisa social y risa.

Llanto extraño. Ausencia de sonrisa social.

6m

Responden a su nombre. Siguen estímulos auditivos con los ojos.

Balbuceo y vocalizaciones.

Ausencia de vocalizaciones y balbuceo.

9m

Rutinas verbales como “adiós”.

Primera palabra.

Ausencia de palabras bisílabas como “mama/papá”.

12m

Seguimiento de instrucciones verbales.

Expresión de tres palabras con significado.

Pérdida de habilidades adquiridas previamente.

15m

Identificación de partes corporales.

Aumento de vocabulario.

Falta de señalar y combinaciones de tres palabras.

18-24m

Reconocimiento de partes del cuerpo.

Seguimiento de instrucciones verbales simples.

Reconocimiento de su nombre.

Aumento significativo del léxico del menor (alrededor de 50 palabras).

Uso de su nombre y combinaciones de dos palabras.

Falta de seguimiento de instrucciones simples, reconocimiento de las partes del cuerpo y posesión de un vocabulario de 25 palabras o menos.

24-36m

Comprensión de ordines verbales complejas.

Comprensión de los pronombres (“tú”, “yo” y “él/ella”).

Producción de frases de tres palabras.

Preguntas con “qué”.

Empleo de los pronombres (“tú” y “yo”).

Respuesta a preguntas simples.

Ausencia de frases de dos palabras y seguimiento de instrucciones de dos órdenes.

36-48m

Comprensión de acciones.

Preguntas con “qué”.

Uso incorrecto de palabras en las emisiones.

48-60m

Comprensión total.

Producción de frases completes y capacidad para contar historias y seguir conversaciones.

Presencia de errores articulatorios.

Incapacidad para contar historias y seguir una conversación.