Formamos parte de una generación que está transformando la manera en que hablamos con los niños, y con justa razón. Durante demasiado tiempo, se esperaba que los niños obedecieran sin cuestionar, que reprimieran su incomodidad y que aceptaran que los adultos siempre sabían lo que era mejor. Hoy reconocemos que ese enfoque puede silenciar, sin intención, los instintos de los niños y confundir su comprensión de los límites. Como madres, padres, educadores y cuidadores, estamos redefiniendo lo que significa criar niños emocionalmente sanos y empoderados. Elegimos guiar con respeto, claridad y conexión, porque entendemos que la forma en que hablamos con los niños ahora influye directamente en cómo se expresarán por sí mismos más adelante. Este cambio cultural no se trata de ser permisivos, sino de ser protectores, intencionales y estar arraigados en la convicción de que cada niño merece sentirse seguro, escuchado y respetado.
Cuando enseñamos a los niños pequeños sobre el consentimiento, no solo les enseñamos modales o habilidades sociales, sino que estamos sentando las bases para la seguridad corporal, el respeto mutuo y la prevención de futuros daños. Los niños son personas completas, con pensamientos, emociones y límites que merecen ser reconocidos y valorados desde el inicio.
Pero, lamentablemente, muchos de los mensajes cotidianos que reciben los niños pequeños cuentan una historia diferente.

El poder del lenguaje: cómo hablamos con los niños importa
El lenguaje moldea la percepción. La forma en que hablamos con los niños refleja cómo pensamos sobre ellos. Y cómo hablamos sobre sus cuerpos, sus decisiones y sus preferencias les enseña cuánto (o cuán poco) valoramos esos aspectos.
Cuando usamos un lenguaje que apoya la autonomía y el consentimiento, estamos comunicando que los niños no son seres pasivos ni sin poder. Les estamos diciendo: Tu cuerpo te pertenece. Tu voz importa. Tienes derecho a decir que no.
Este cambio en el lenguaje no es menor: es radical. Y es profundamente importante.
La realidad: los niños aprenden la cultura que los rodea
Desde muy pequeños, los niños absorben las actitudes, creencias y costumbres de los adultos a su alrededor. Si normalizamos que los adultos pueden pasar por alto las preferencias de los niños (“¡Dale un beso al tío!”, “¡No le digas que no a la abuela!”), les estamos enseñando que los límites son flexibles y que otras personas pueden decidir por ellos.
Esto no es solo una cuestión de crianza, es una cuestión cultural. Y también es un asunto de seguridad.
Por qué esto importa: la perspectiva de una psicóloga
Como psicóloga infantil, he visto de primera mano cómo las experiencias tempranas relacionadas con el consentimiento y la autonomía corporal influyen en el desarrollo de un niño y en su vulnerabilidad ante situaciones de riesgo. Cuando se les enseña a ignorar el malestar, a callar sus instintos o a complacer para no incomodar, es menos probable que reconozcan o hablen sobre situaciones inseguras.
Enseñar consentimiento desde el inicio les da a los niños herramientas: lenguaje, confianza y conciencia interna. Les ayuda a identificar cuándo algo no se siente bien y les da permiso para contarlo. Cuando saben que tienen derecho a decir “no” y que ese “no” será respetado, están mejor preparados para protegerse y buscar ayuda.
Este tipo de educación es un factor protector clave en la prevención del abuso sexual infantil. Enseña a los niños a reconocer toques seguros e inseguros, a pedir ayuda y a defenderse. Además, crea una cultura en la que los adultos también son más conscientes de los límites, del respeto y de la importancia de escuchar a los niños, reduciendo así las oportunidades de que ocurra un abuso.

Modelar el consentimiento en la vida cotidiana
La educación sobre el consentimiento comienza mucho antes de la adolescencia. Comienza en los momentos cotidianos: al vestirse, al saludar, durante el baño o mientras juegan. Cuando los adultos modelamos el consentimiento y pedimos permiso durante estas interacciones, el concepto se vuelve una experiencia natural y vivida. Ejemplos para aplicar a diario:
- “¿Puedo ayudarte a quitarte la camiseta o quieres intentarlo tú?”
- “Necesito un poco de espacio ahora, por favor no te subas encima de mí.”
- “¿Quieres un abrazo o un saludo con la mano?”
- “Dijiste que pare, gracias por avisarme.”
Cada vez que pedimos permiso, les mostramos que todos, incluidos ellos, pueden decidir sobre su cuerpo. Y cada vez que respetamos su “no”, reforzamos que sus límites importan.

Ejemplos cotidianos: cómo se ve el consentimiento con niños pequeños
En lugar de...
- Limpiarles la cara sin avisar
- Decir “Dale un beso a tu prima”
- Hacerles cosquillas cuando ya dijeron “basta”
- Abrir su mochila o lonchera sin preguntar
- “¿No te gustan estos cupcakes? ¿Qué te pasa?”
Prueba esto:
- “¿Puedo limpiarte la cara o quieres hacerlo tú?”
- “¿Quieres saludar con un abrazo, un apretón de manos o una ola?”
- “Te escuché decir basta. Gracias por decirme que ya no quieres más.”
- “¿Puedo abrir tu lonchera para ayudarte?”
- “Está bien que te gusten cosas diferentes. ¿Qué prefieres tú?”
Estas pequeñas elecciones refuerzan su sentido de privacidad, autoestima y control sobre sus gustos y su cuerpo.

Nombrar las partes del cuerpo correctamente: sin vergüenza ni secretos
Evitar los términos anatómicos correctos, como vagina, pene o vulva, transmite el mensaje de que estas partes son vergonzosas o que no deben nombrarse. Pero si no tienen el lenguaje adecuado, ¿cómo van a expresar si algo está mal? Debemos enseñarles:
- Términos claros y adecuados a su edad (vagina, pene, pecho, cola, etc.).
- Hablar sobre toque seguro y toque inseguro, no “bueno” o “malo”.
- La diferencia entre partes públicas y privadas.
Asegúrate de que los niños sepan que nadie debe tocar sus partes íntimas, excepto un médico o cuidador con permiso y por una razón válida. Y nunca les pidas que guarden secretos. Di mejor:
- “No tenemos secretos, pero sí podemos tener sorpresas.”
- “Siempre puedes contarme cualquier cosa, especialmente si algo te hace sentir incómodo/a.”
El consentimiento digital también cuenta
Pide siempre permiso antes de tomar, compartir o publicar una foto o video de tu hijo/a.
- “¿Puedo sacarte una foto con tu disfraz?”
- “¿Está bien si le mostramos esta foto a la abuela?”
- Nunca compartas imágenes o videos de tus hijos llorando, dormidos, sin ropa o en momentos vulnerables.
Esto les enseña límites digitales y refuerza el mensaje: Tu cuerpo y tu imagen son tuyos.
Crear espacios para preguntas y confianza
Los niños tienen curiosidad natural por sus cuerpos y el mundo. Fomentemos esa curiosidad con conversaciones abiertas, respuestas basadas en la ciencia y libros adecuados a su edad. Hablemos con ellos sobre:
- Cómo funciona el cuerpo
- Qué significa sentirse “seguro” o “incómodo”
- Cómo pedir ayuda: “Necesito ayuda”, “Me siento asustado”, “¿Podemos hablar?”
Cuando tratamos estos temas como algo normal, los niños se sienten más seguros para expresarse y más capaces de escuchar sus propios límites.
Consentimiento no es miedo, es poder
Enseñar consentimiento no es hacer que los niños vivan con miedo. Es darles poder. Es brindarles herramientas para moverse por el mundo con confianza, claridad y la certeza de que su cuerpo es suyo. Cada vez que decimos:
- “Esto no se siente bien para mí, necesito que pares.”
- “No quiero que te subas sobre mí ahora.”
- “Tienes derecho a decir que no.”
…les estamos mostrando cómo se ve una comunicación saludable. Y les ayudamos a construir las habilidades emocionales y cognitivas necesarias para tener relaciones respetuosas y seguras durante toda su vida.

Recursos recomendados: Libros para leer con niños
Estos libros pueden ayudarte a iniciar conversaciones significativas y continuas con tu hijo/a sobre su cuerpo, sus derechos y su capacidad para decir que no:
- “Tu cuerpo te pertenece” – Cornelia Spelman: Explica de forma simple que su cuerpo es suyo y que tienen derecho a rechazar el contacto no deseado.
- “Hablemos sobre los límites del cuerpo, el consentimiento y el respeto” – Jayneen Sanders: Introduce el consentimiento con ejemplos y preguntas para conversar.
- “¡Mi cuerpo! ¡Yo decido!” – Jayneen Sanders: Enseña a los niños a confiar en sus sentimientos y reconocer el contacto seguro vs. inseguro.
- “¡No es no!” – Jayneen Sanders: Un mensaje claro y poderoso: decir “no” es válido y debe respetarse siempre.
- “C es de Consentimiento” – Eleanor Morrison: Libro ilustrado para los más pequeños, sobre autonomía corporal de manera tranquila y accesible.
- “¡Yo dije NO!” Guía entre niños para mantener privadas las partes privadas – Zack y Kimberly King: Desde la perspectiva de un niño, habla de situaciones reales de forma honesta y apropiada.
- “Hay secretos que no se deben guardar” – Jayneen Sanders: Enseña que algunos secretos no son seguros y que siempre está bien contárselos a un adulto de confianza.
El consentimiento es protección. El consentimiento es respeto
Establecer límites y enseñar consentimiento no son modas educativas: son herramientas fundamentales para proteger a los niños del riesgo, real aunque difícil de hablar, del abuso sexual. No se trata de criar niños temerosos ni de vivir con paranoia, sino de darles todo lo que necesitan para vivir seguros y respetados.
Cuando normalizamos las conversaciones sobre el cuerpo, los límites y el respeto, les damos las herramientas para reconocer lo que está mal y el valor para hablar. También les enseñamos, con nuestro ejemplo, que el consentimiento no es opcional: es un derecho.
No se trata de enseñar miedo. Se trata de construir seguridad—una conversación, una decisión, y una interacción respetuosa a la vez.
Sobre la autora
Noa Zelman es una psicóloga licenciada en desarrollo infantil con más de 10 años de experiencia ayudando a las familias a navegar por las complejidades del desarrollo emocional. Es una dedicada psicóloga infantil que cree en el fomento de una salud mental positiva desde los primeros años de vida. Con una profunda pasión por guiar a los niños en la comprensión de cómo son las relaciones sanas y seguras con las personas y los entornos, Noa se compromete a apoyar su crecimiento emocional. Lograr un impacto duradero en las vidas de los niños y sus familias ha sido la mayor motivación de Noa, impulsando una carrera centrada en la empatía, la educación y la conexión significativa.
Departamento Psicológico, Psicoterapéutico y Coaching
Psicóloga
Niños, adolescentes y adultos jóvenes
Idiomas de trabajo: Español, catalán, hebreo e inglés