Como Proteger la Salud Emocional de mi Hij@ en Tiempos de Pandemia
Desde que tenemos memoria el ser humanos se ha agrupado en entidades sociales, lo que le ha permitido defenderse, reproducirse, aprender y relacionarse con el medio. La sociedad y la cultura son aspectos fundamentales de la identidad humana. La interacción social va más allá de la mera transmisión genética, se enriquece en la comunicación y cooperación entre sus integrantes, lo que le permite transmitir conocimientos y comportamientos a través del aprendizaje, es así como se forma la cultura.
Culturalmente la interacción social se da bajo el manto del:
- estrecho contacto físico, quedadas para ir al cine, a comer o a pasear
- cumpleaños celebrados en casas o lugares especiales, rodeados de mucha gente
- fiestas para celebrar casamientos, navidades
- tradiciones pasadas de generación en generación.
Todas ellas tienen en común la acumulación de personas en espacios cerrados o abiertos, con interacciones cercanas.
Sin embargo, todo ha debido cambiar desde marzo del año pasado cuando para prevenir la propagación del COVID-19 tuvimos que levantar un muro a nuestro alrededor distanciándonos de todos los que están a nuestro alrededor. Para los adultos no ha sido fácil adaptarnos a las nuevas restricciones de alejarnos de todos aquellos a nuestro alrededor. Aun comprendiendo las implicaciones, nos es difícil deshabituarnos a toda una vida de interacción social para adquirir nuevos hábitos adaptados a las necesidades actuales. Si ha sido extremadamente difícil para los adultos…
¿Te imaginas lo difícil que ha sido para los adolescentes y niñ@s?
En el caso de los adolescentes, sus principales referencias vienen de la interacción social con sus iguales en un momento vital donde busca independizarse de los padres para formar parte del grupo. Es propio de la edad que busquen constantemente la aprobación del otro, que quieran salir juntos para compartir experiencias, o que incluso se adentren en relaciones interpersonales más profundas. Por otro lado los más peques procuran de manera natural el contacto físico a través de los abrazos los besos o incluso a través del juego (como el pilla pilla), por lo que no es sencillo explicarles que deben mantener la distancia de sus compañeros, que no pueden ir a visitar a los abuelos o que no puede tocar las superficies.
El aislamiento social trae como consecuencia afecciones en la salud mental, entre ellas la más importante es la sensación de soledad. Este sentimiento mantenido por largos periodos de tiempo puede conllevar a la aparición de trastornos mentales graves en niñ@s y adolescentes como la depresión o ansiedad. En un estudio realizado por la Doctora María Loades, del departamento de Psicología de la Universidad de Bath, indica que las implicaciones de la soledad causada por el confinamiento durante el COVID-19 no serán medibles hasta dentro de diez o veinte años. Sin embargo, ella confirma que es la prolongación del confinamiento y por ende la soledad, más que la intensidad del mismo lo que suele tener mayor impacto en la aparición de depresión en niñ@s y adolescentes.
El confinamiento ha tenido consecuencias positivas y negativas, a pesar de que la mayor parte de los estudios se enfoquen en las posibles repercusiones negativas que puedan tener el aislamiento social, los estudios cualitativos indican que el tiempo de compartir en familia ha incrementado fortaleciendo del vínculo familiar. Se ha puesto énfasis en interacciones con mascotas y actividades de autocuidado que contribuyen a lidiar con las consecuencias psicológicas de la pandemia. Aunque consideremos que no podemos hacer nada para compensar el aislamiento social autoimpuesto, la verdad es que hoy en día, en contraposición a hace cien años cuando se registró la última pandemia, la sociedad ha creado mecanismos de comunicación digital que permite acercar a todos aquellos que están lejos.
Para ayudar a nuestros hijos a lidiar con el imperioso sentimiento de la soledad es fundamental hacer cuatro cosas básicas:
- Hablar con nuestros hijos, bien sea a través de una conversación o con los mas pequeños empleando herramientas gráficas, debemos abrir canales de comunicación amplios que generen un ambiente de seguridad emocional para que nuestros hij@s puedan expresar lo que están sintiendo. Esto les brinda la oportunidad de exteriorizar esos sentimientos y buscar posibles soluciones para lidiar con esas emociones.
- Ser conscientes de nuestras emociones, esto nos permite actuar en vez de reaccionar a consecuencia. Como padres no podemos pedirles a nuestros hij@s que aprendan a lidiar con sus emociones si no sabemos nosotros como lidiar con ellas. El primer paso es identificar la emoción que sentimos, luego debemos entender por que las estamos sintiendo, para finalmente conseguir una manera de lidiar con ella. Esta practica nos permitirá dirigir nuestras emociones sin afectar a aquellos que más queremos.
- Mantener una rutina, los horarios y las rutinas brindan estructura y estabilidad al día a día, permitiéndonos establecer momentos específicos para trabajar, comer o descansar. Mantener hábitos que acompañen a nuestra rutina como vestirnos, bañarnos, cepillarnos los dientes, comer a horas o dormir ayudan a nuestro organismo a mantener un equilibrio biológico y por tanto emocional.
- Mantener hábitos de sueño saludables, nuestro cuerpo necesita un periodo de recuperación luego del gasto energético diario. Durante este periodo de tiempo le damos un respiro a nuestro cerebro para que pueda regenerarse de manera automática. Vaciando nuestra mente al descansar podemos usarla de nuevo al día siguiente con su máximo potencial. Por eso es importante cuidar nuestros hábitos de sueño y los rituales que lo acompañan, su alteración puede conllevar a problemas de atención, alteraciones del estado de animo, falta de memoria, entre otras.
Ahora bien, una vez que sabemos los cuatro aspectos fundamentales que debemos conservar para mantener en equilibrio una buena salud mental, no podemos olvidarnos que esto no sustituye el contacto social en lo más mínimo. Por esta razón, debemos ser creativos al momento de conseguir estrategias que nos ayuden a combatir ese aislamiento con los niñ@s y adolescentes.
Aquí os dejo algunas sugerencias para que podáis hacer con vuestros hij@s:
- Programe realizar una actividad física con vuestros hij@s dentro de casa o fuera. Pueden practicar Yoga que contribuye a la relajación, una clase de Zumba para hacer ejercicios o dar un paseo por el bosque para respirar aire fresco y cambiar de ambiente.
- Juegue con sus hij@s, descubra sus intereses preferiblemente alejado de las pantallas o consolas, pero que sean acordes a las edades de sus hij@s. Durante el tiempo de juego, sobretodo en los niñ@s pequeños, desarrollan sus habilidades de comunicación e interacción social. A los adolescentes les permiten construir recuerdos con sus padres alrededor de momentos lúdicos y estimulantes. Asimismo, a través del juego se estimula la creatividad y la solución de problemas, apoyando de manera imperceptible el desarrollo del ser humano.
- Organice tardes de juegos en compañía de compañeros de clases donde los niños puedan interactuar con sus iguales a través de la pantalla. Esto les permitirá tener un momento de diversión en compañía de aquellos de los que se encuentra más alejado en este momento.
- Invitemos a cenar a los abuelos, las bondades de la tecnología nos permiten conectarnos a través de nuestras pantallas en una cena donde nos podemos poner de acuerdo para cocinar lo mismo que los abuelos y compartir un momento en familia a pesar de que sea a través de una pantalla.
- Poner un limite al uso de las pantallas especialmente si están recibiendo clases online, el uso de las pantallas es altamente adictivo y conlleva a la aparición de problemas mentales. Es importante no exceder ese limite diario, sobretodo en adolescentes no debería exceder a las dos horas (una hora cuando esta en clases online).
- Mantengamos una actitud positiva, a pesar de las dificultades de esta manera debemos limitar el acceso que tienen nuestros hij@s a las noticias que generan mayor incertidumbre y ansiedad. Incentive la ocurrencia de momentos que propicien el buen humor y la alegría, una guerra de cosquillas, la hora de la comedia donde cada quien tiene que contar un chiste, o el karaoke al azar. El humor es fundamental para mantener una actitud positiva.
- Expresarle a nuestros seres queridos lo que sentimos por ellos, muchas veces damos por sentado que nuestros seres queridos saben lo importante que son para nosotros. Sin embargo, en momentos como los que estamos viviendo no esta de mas recordárselos e incluso darle las gracias por el rol que representan en nuestras vidas.
- Motive a sus hij@s adolescentes a que aprendan una nueva habilidad en compañía de sus amigos, pueden trabajar por un proyecto en común y compartir sus impresiones sobre el aprendizaje de esta nueva habilidad o hobbies. Pueden aprender a dibujar con acuarela, a hacer caricaturas, tejer, hay múltiples opciones disponibles donde pueden compartir las fuentes de aprendizaje y fortalecer la habilidad que desean aprender.
- Actué como modelo de sus hij@s, los niñ@s copian todo lo que hacemos sobretodo los mas pequeños. Por esa razón, es fundamental que seamos ejemplo de nuestros hijos. Bien sea en el uso de la pantalla, en las rutinas diarias o en el manejo de las emociones si nosotros damos un buen ejemplo esto contribuye de manera directa sobre el bienestar de nuestros hijos.
Ahora que te hemos dado algunas estrategias para lidiar con el aislamiento social, escoge alguna y disponte a hacerla, veras que te sentirás mejor. Recuerda vive un momento a la vez sacándole el máximo provecho posible.
Referencias:
Impact of children’s loneliness today could manifest in depression for years to come.
Recuperado de: https://www.sciencedaily.com/releases/2020/05/200531200333.htm
Cómo mantener nuestras relaciones mientras estamos en aislamiento.
Recuperado de: https://www.psychologytoday.com/es/blog/como-mantener-nuestras-relaciones-mientras-estamos-en-aislamiento
Coronavirus: how to help children through isolation and lockdown.
Recuperado en: https://theconversation.com/coronavirus-how-to-help-children-through-isolation-and-lockdown-133990
Departamento Psicológico, Psicoterapéutico y Coaching
Psicóloga
Niños, adolescentes y adultos
Idiomas de trabajo: Español, inglés y portugués
El Regreso a Clases y La Ansiedad por Separación
Septiembre ha sido un mes difícil para todos, especialmente para los más pequeños de la casa.
Después de mucho tiempo sin ir a la escuela, se vieron en la tesitura de tener que regresar, pero con muchas restricciones y medidas para su seguridad y sus maestros.
La gran mayoría ha demostrado una increíble entereza dándonos una valiosa lección, adaptándose a nuestra nueva normalidad con una excelente disposición. Han aprendido la distancia adecuada que deben mantener de sus compañeros, usan sus máscaras en todo momento, se lavan las manos tantas veces como les recordemos, han aprendido nuevas formas de saludar a sus compañeros y profesores, entre otras cosas. Además, todo esto lo han hecho con tenacidad y sin quejarse cuando les llaman la atención por no seguir las normativas.
Los niños y niñas han regresado al colegio sabiendo que existe un virus que podría poner en peligro a sus seres queridos. De ninguna manera quieren ser los causantes de que alguno de sus familiares caiga enfermo. Por esta razón, cumplen con las restricciones a rajatabla a pesar de no entender muy bien de donde provienen (por lo menos la complicada teoría que hay detrás de la palabra contagio o pandemia).
Sin embargo, con todos los cambios e incertidumbres que han atravesado durante los últimos seis meses, y con el recordatorio constante de la posibilidad de enfermarse con el virus, la ansiedad por separación ha sido un sentimiento común para algunos niños y adolescentes durante el último mes.
Este trastorno aparece cuando los niños o niñas creen que hay una gran probabilidad de que les ocurra algo malo, principalmente a sus padres o al cuidador principal.
Si además tenemos en cuenta que, durante los últimos seis meses, la mayoría de ellos han compartido su casa con sus padres viéndolos de manera regular, el apego hacia ellos ha aumentado. Durante esos meses han construido rutinas y hábitos en comunión con sus padres que ahora deben dejar a un lado. Deben regresar a la escuela alejándose del hogar que ha sido su fuente de seguridad y estabilidad durante la época de cuarentena. Tienen que pasar a ver a sus padres pequeños ratos en las mañanas o en las tardes, mientras pasan la mayoría del tiempo lejos de ellos sin poder comprobar que se encuentran bien, seguros y sanos.
El miedo cobra sentido cuando están lejos de su círculo de seguridad, pierden esa sensación de que nada malo puede ocurrirles generando inmensa ansiedad cada vez que se encuentran lejos de sus familiares. Por otro lado, ir al colegio los pone en riesgo de contraer el virus y contagiar a alguno de sus familiares. Por lo tanto, se sienten en riesgo constante al estar expuestos en el colegio.
¿Qué podríamos hacer para ayudar a nuestros niños, niñas y adolescentes a hacer frente a estos altos niveles de ansiedad?
En primer lugar hay que darle cabida al miedo. Reconocer que existe y permitirles que lo expresen es el paso mas importante para superar cualquier miedo o nerviosismo que puedan sentir los mas peques. Si no cuentan con un vocabulario amplio para expresarse podemos ayudarles a través de dibujos, cuentos o juegos, ofreciéndoles el lenguaje necesario para exteriorizar lo que están sintiendo. Si cuentan con vocabulario y lenguaje suficientemente desarrollado hagamos preguntas como ¿Qué te da miedo? ¿Te asusta volver a la escuela? ¿Por qué? Una vez que hayan descrito con palabras lo que sienten empaticemos con ellos con frases como
- «Si estuviera en tu lugar sentiría lo mismo»
- «Está bien sentirse así / o sentir estas emociones»
- «Volver a la escuela debe ser duro hoy en día, creo que eres muy valiente».
Al empatizar le damos espacio a que converse con nosotros lo que esta experimentando y podamos plantear estrategias exitosas para afrontar sus miedos.
Entre esas estrategias tenga en cuenta:
- Consolar a vuestros hijos e hijas siempre con la verdad por delante. Si los engañamos ellos se darán cuenta y podrían confundirse dejando de confiar en vosotros en el largo plazo. Admitamos que a pesar de la situación no ser la mas idónea tiene muchos aspectos positivos como volver a ver a sus profesores y compañeros, aprender mas cosas en conjunto con sus compañeros, tener una rutina, entre otras cosas. Todas las ventajas que podáis darles cuanto mas especificas mejor. Esto no cambiara la situación, pero hará que sea mas llevadera.
- No puede ayudar a su hijo o hija si no es consciente de lo que esta sintiendo. Comprenda sus propias emociones para que pueda compartirlas con ellos. De esta manera se sentirán apoyados y validados al no ser los únicos que sienten esos miedos. Demostrarles sus sentimientos y emociones los ennoblece ante sus hijos, les hace sentir menos raros aceptando la realidad y adaptándose mejor a ella. Eso si teniendo siempre en cuenta que el miedo no os debe paralizar, que debéis seguir adelante y seguir yendo al colegio. Cada día que asista al cole es un paso más en la batalla que afrontan contra la ansiedad por separación.
- Podéis poner en práctica técnicas de relajación antes de ir a la cama o antes de ingresar a la escuela, disminuyendo un poco la intensidad de la ansiedad. Con los niños pequeños, puede usar un globo, pidiéndoles que lo llenen lentamente y luego, mientras deja que el aire salga del globo, expulsar el aire que ha llenado sus pulmones muy lentamente. Otro ejercicio que puede realizar es el cuadrado de la respiración, inhale, retenga el aire durante cinco segundos y luego exhale muy lentamente. Estos ejercicios puede repetirlos entre tres o cuatro veces hasta conseguir una respiración pausada.
- Escriba o haga un dibujo con vuestros hijos o hijas sobre sus miedos, qué pasa con ellos, cuáles son sus pensamientos, sus sentimientos, qué es lo que más temen. Pueden hacerlo como un cómic poniendo distintas etapas de su día a día y como se enfrenta a cada una de ellas. Recuérdele su cómic favorito de superhéroes o de dibujos animados para que lo retraten de esa manera. Toda historia tiene un inicio un desarrollo y un final, al elaborarlo de esta manera consigue que su hijo lo elabore de esa manera en su pensamiento. Dibujar o escribir son actividades que pueden resultar terapéuticas.
Hay que estar atento a si vuestros hijos están reflejando lo que están observando en casa. Hay que poner límites saludables a la información que entra en casa, no solo por nuestra salud mental sino también por la de nuestros hijos. Estos limites permitirán que no nos sobrecarguemos de información aumentando nuestros propios niveles de ansiedad y por tanto los de nuestros hijos e hijas. Es bueno ser consciente de lo que nos preocupa para que podamos trabajar sobre ello y así no transmitírselo a nuestros hijos e hijas.
Cuando hacemos introspección también debemos poner en tela de juicio si nuestros miedos son racionales o no, si se adecuan a la situación y si tienen un origen justificado. Son tiempos difíciles donde nos enfrentamos a una realidad cambiante que como consecuencia generan gran incertidumbre en todos los aspectos de nuestras vidas. Esto puede llegar a paralizarnos afectando nuestros hábitos de salud mental.
Por eso es de vital importancia recordar que debemos dormir al menos unas ocho horas diarias, comer en base a una dieta balanceada, adherirnos a una rutina relativamente estable, dedicar tiempo a actividades de ocio y entretenimiento, hablar sobre lo que nos concierne o preocupa y si es necesario acudir a un especialista.
Estar en sintonía con tus sentimientos y emociones te permite reconocerlas mas fácilmente en tus hijos e hijas. Si sabes el origen de los mismos pueden poner en marcha los mecanismos necesarios para hacerles frente.
Departamento Psicológico, Psicoterapéutico y Coaching
Psicóloga
Niños, adolescentes y adultos
Idiomas de trabajo: Español, inglés y portugués
Retos Teletrabajo y Niños
Desde el 11 de Marzo cuando se confinaron las provincias en España, nuestras vidas cambiaron de manera radical a lo largo de los meses siguientes. Surgió una forzada nueva forma de trabajar contando con el apoyo de la tecnología. El teletrabajo que se ha venido implementando desde hace un par de años obtuvo un mayor auge, convirtiéndose en la nueva forma de trabajar.
Por otro lado, el home schooling ha pasado a ser de manera forzada la nueva estrategia para acercar la educación a los niños. Las casas además de brindar el confort de siempre pasaron a ser oficinas y escuelas ambulatorias durante el confinamiento, el internet y las nuevas tecnologías pasaron a ser fuentes de sociabilización fundamentales, así como los balcones y las terrazas la ingeniosa manera de comunicarnos con nuestros vecinos, hacer ejercicios, aplaudir a los sanitarios y contribuir con nuestros carteles a prestar apoyo moral a todos aquellos que luchaban en primera fila contra la pandemia.
Con el pasar de los días nos fuimos adaptando a una nueva normalidad que ha puesto a prueba nuestros límites demostrándonos que el ser humano tiene las habilidades para ajustarse a los diferentes obstáculos a los que se enfrenta.
Entre las cosas que se han experimentado durante esta difícil temporada algunos cambios han demostrado lo efectivos que son. Entre ellos el teletrabajo, que pareciera haber llegado para quedarse. Esta nueva forma de concebir nuestros los espacios laborales conlleva ventajas y desventajas que es importante tener en cuenta.
Entre las principales ventajas:
- Mayores oportunidades laborales
- Aumente de la productividad
- Mayor unificacón de objetivos familiares
- Posibilidad de combinar el trabajo con la vida familiar
- Elección personal del entorno del trabajo
- Favorecer el acceso a la formación
- Organización de su propio tiempo
Entre las principales desventajas:
- El ambiente en el que el trabajador labora puede no ser el más apto para la realización de sus actividades
- Aumento del sedentarismo
- Incrementa los conflictos o distracciones del núcleo familiar
- Perdida de sociabilización
- Horarios ilimitados
- Algunas personas pueden sentirse aisladas o solas
Sin embargo, con el confinamiento de las familias en los hogares la conciliación familiar se vio alterada por el espacio que compartían los padres con sus hijos, donde tuvieron que asimilar el rol de profesor además de las distintas labores que debían realizar dentro del hogar. En sus inicios el teletrabajo surge como una opción en la búsqueda de un balance entre la vida familiar y la vida laboral. Durante los meses de confinamiento esto no se pudo lograr, ya que la mayoría de las personas además de llevar a cabo sus funciones laborables, generalmente tenían que acompañar a sus hijos en los estudios y encargarse al mismo tiempo de llevar a cabo labores en el hogar. Ante la inminente llegada del nuevo curso se ha puesto sobre el tapete seguir manteniendo en la medida de lo posible el teletrabajo para lograr mantener el distanciamiento social tan necesario en la prevención del contagio por COVID-19.
Desde Marzo hasta Junio la mayoría de los adultos han manifestado niveles elevados de malestar al tener que atender a las clases online de sus hijos al mismo tiempo que debían cumplir con sus obligaciones laborales.
Además de lidiar con las incertidumbres propias de la situación a la que nos enfrentamos se han denotado consecuencias psicológicas tales como elevados niveles de estrés y ansiedad, aumento de las disputas familiares, cansancio excesivo, perdida de espacios y tiempo libre, entre otros.
De igual manera los padres han visto su rol trastocado al tener que estar atentos a que sus hijos se conectasen a sus clases online tratando de mantener una rutina que les ofreciera una regularidad constante.
Es por eso que en los últimos días ha quedado de manifiesto que no se contempla que los niños continúen su formación online. La presencia de los niños en el colegio es extremadamente necesaria, en primer lugar porque los profesores están formados en los objetivos que deben alcanzar los niños a nivel académico, el rol del padre se desvirtúa cuando tiene que enseñar a sus hijos los objetivos escolares.
En segundo lugar, la interacción de los niños con sus profesores es totalmente distinta a la que suelen tener con sus padres, por lo que en ocasiones la transmisión de conocimientos es mejor recibida por ellos cuando viene de la figura externa del profesor. Este es uno de las principales causas de disputas familiares y frustración.
En tercer lugar, los niños necesitan la sociabilización con sus compañeros de clases, esto no solo contribuye con su estabilidad emocional sino que tiene una gran influencia sobre el proceso de aprendizaje de los contenidos académicos.
Por todo esto es de suma importancia que los peques vuelvan al colegio, eso sí teniendo en cuenta que es un regreso un tanto atípico. Previo a los días del inicio del cole debemos conversar con nuestros hijos sobre las medidas que se tomarán ante la vuelta a clases.
Entre ellas tener en cuenta:
- Mayores de 6 años deberán llevar la mascarilla.
- La higiene siempre tiene que estar a la mano, podemos enviar a nuestros hijos con un kit higienizante que contenga gel hidroalcolico y si asi lo deseamos su propio jabon.
- Enseñarles que deben lavar sus manos durante 20 segundos con el método recomendado por los especialistas.
- Deberán lavarse las manos cada ves que cambien de actividad.
- El nuevo saludo es chocando los codos.
- Las manos deben mantenerse alejadas de la cara.
- Una vez lleguemos a casa, debemos deshacernos de nuestra ropa, airearla y bañarse con la finalidad de evitar posibles riesgos.
- Explicarles que probablemente no podrán interactuar con otros niños mas que los de su clase manteniendo así las burbujas escolares.
Estas normas de ser posible debemos explicarlas previo al inicio de las clases y reforzarlas cada vez que podamos. El regreso a clases conllevara un periodo de adaptación para todos padres, profesores y niños. Los más pequeños necesitan nuestro acompañamiento en todo momento, teniendo especial atención ante la presencia de miedos, nerviosismo o desajustes emocionales. Es de vital importancia que se sientan cómodos para poder expresar sus emociones libremente proporcionando estrategias que les ayuden a lidiar con ellas. Los niños pueden hacerlo elaborando las emociones que están sintiendo mientras los padres deberán validar esas emociones, ponerles nombre y empatizar con ellos.
La vuelta a la rutina escolar traerá beneficios infinitos para los niños como para los padres, sobretodo si el teletrabajo ha llegado para quedarse. De seguro, esto nos brindará mayor estabilidad para adaptarnos a nuestra nueva normalidad.
Departamento Psicológico, Psicoterapéutico y Coaching
Psicóloga
Niños, adolescentes y adultos
Idiomas de trabajo: Español, inglés y portugués
Cuarentena en niños, ¿qué hacer para ayudar a los peques?
En estos momentos difíciles en los que la situación nos obliga a estar aislados y mantenernos en casa; los niños pueden sentirse como los más vulnerables de la familia, pues muchos no logran asimilar el proceso ya que todo su entorno, su rutina y sus hábitos se ven afectados. Ya no comparten con sus amigos, vecinos, ni compañeros de escuela, sus horarios de sueño y actividad, sus juegos y pasatiempos, todo cambió drásticamente.
Para los padres puede ser una situación difícil de sobrellevar y es muy importante contar con las herramientas y técnicas que ayuden a hacer frente a estas circunstancias, hay diversos métodos para lidiar de la mejor manera con estos desafíos familiares.
Según el modelo biopsicosocial se considera que el ser humano está integrado por una parte biológica (genética) una parte psicológica (pensamientos y emociones) y una parte social (contexto social). El óptimo desarrollo humano debe contemplar el potencial biológico, acompañado por el conjunto de aspectos psicológicos que lo definen, todo ello integrado en un contexto social donde explora su potencial hasta desarrollarlo por completo.
En este sentido el individuo no se puede contemplar sin su integración dentro de un contexto que se crea desde las primeras interacciones con los cuidadores principales, expandiéndose a medida que van creciendo ampliando su red social primero a la familia cercana hasta alcanzar su cúspide en la interacción con los iguales.
La escolarización permite que la interacción con los iguales se de en un contexto regular y rutinario, permitiéndoles explorar su mundo a partir de dicha interacción.
Dada la situación actual,
Pero, ¿Cómo podemos ayudar a los niños a fomentar su autonomía?
Debido a las atenuantes circunstancias que nos acompañan en estos momentos por la presencia del coronavirus (COVID-19) los individuos se han visto forzados a renunciar a la parte social de su ser, generándose un aislamiento social impuesto. No solo se han visto obligados a aislarse socialmente sino a mantenerse encerrados en casa sin poder salir mas que para ir a la compra o sacar a pasear al perro. Por un bien común las libertades se han visto coartadas a los metros de nuestras casas, que han pasado a ser oficinas, parques de juego, escuelas, gimnasios, spas, entre otras muchas cosas…
Por mas que continuemos con nuestro trabajo habitual desde casa, hay una pérdida inminente de la rutina habitual, del aire puro, y del movimiento cotidiano. No hay que realizar traslados para ir a llevar o buscar a los niños al cole, no hay que desplazarnos a nuestros trabajos. Podemos cumplir con un horario laboral y las actividades mencionadas, juntas en un mismo espacio físico, adaptándonos día a día a las nuevas circunstancias.
Otra consecuencia fundamental es el distanciamiento forzado de nuestros seres queridos, el contacto físico transmisor del cariño y fuente de afecto vital, crucial para ser humano.
¿Cómo pueden los padres apoyar a sus hijos en este momento vital? ¿Cómo podemos mitigar estos efectos?
Llevar esta situación de la mejor manera posible implica conocer el impacto psicológico que afecta al adulto para poder empatizar con las emociones y el impacto que tiene en los más pequeños de la casa.
Los adultos debemos ser ejemplo, adaptar la información que traslademos tanto a nivel evolutivo de los niños, como a los cambios que día a día se producen en la situación, dando la importancia que se merece a la prevención de la transmisión, así como a las medidas de higiene, reduciendo situaciones de alarma que afecten a menores.
El “agotamiento, desapego, ansiedad” son emociones naturales, acordes al contexto que nos ha tocado vivir en estos momentos. Esto puede traer como consecuencia sensación de irritabilidad, apatía, nerviosismo en los niños pequeños, que desencadenan conductas como insomnio, poca concentración, deterioro de desempeño académico, rechazo a actividades que requieran un esfuerzo cognitivo, entre otros comportamientos.
Como adultos, aceptar y dejar expresar estas emociones, pensamiento y sentimientos es la mejor técnica para ayudar a los pequeños a enfrentar esta situación. Es importante que nosotros reconozcamos esas emociones en los niños, las verbalicemos con ellos, y acallemos sus miedos o preocupaciones con la información más clara posible adaptada a su edad y nivel de desarrollo. Incluso, reconociendo nuestras propias emociones y compartiéndolas con ellos, para que se sientan comprendidos y acompañados.
Algunas buenas recomendaciones a seguir con los niños
- Aprovechar una de sus herramientas más potentes y en la destacan sobre nosotros, su capacidad de imaginación. Esto les permite crear, inventar juegos nuevos, tener iniciativas divertidas, con esa “solución mágica” que ayuda a ver lo positivo de las circunstancias, consiguiendo una perspectiva esperanzadora.
- Otro ingrediente potenciador es hacer uso del humor, la risa, los buenos momentos compartidos con ellos que activan sensaciones de bienestar y placer, tan necesarias en estos momentos.
- Introducirlos y hacerles partícipes de las tareas y el cuidado del hogar, en especial aquellas que impliquen movimiento, estimulando su “autoconcepto”, su capacidad de sentirse útiles con su esfuerzo, trabajo, así como parte integral y fundamental de la familia. El beneficio será mayor si lo hacemos en equipo.
- Fomentar la interacción en actividades creativas, ejercicio físico, tocar instrumentos, pintar; en general, acciones que mantengan un equilibrio entre la salud mental y física. Haciendo acopio de las bondades de las nuevas tecnologías, podemos compartir y seguir en contacto con compañeros de clase, con familiares, con todas aquellas personas que queremos, pero con las que no podemos mantener un contacto físico directo en este momento.
- Nuestra resiliencia nos ha hecho encontrar iniciativas para paliar, por un lado, el aislamiento social, por otro la falta de aire puro. Salir a los balcones, compartir a través de estos momento canciones, aplausos, dibujos, y en general, transmitir mensajes de esperanza para la pronta recuperación, y vuelta a la “normalidad”. Creamos retos que compartimos en las redes sociales para fomentar al máximo ese contacto vital y el vínculo con nuestros seres queridos y amigos.
En muchos sentidos esta particular circunstancia ha cambiado nuestra vida de múltiples formas, hemos aprendido a apreciar aspectos y detalles que dábamos por sentados, dando a relucir lo mejor de cada uno. Esto nos permitirá salir fortalecidos, no únicamente a nivel individual, sino como sociedad, sentando un precedente para las generaciones futuras.
Departamento Psicológico, Psicoterapéutico y Coaching
Psicóloga
Niños, adolescentes y adultos
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Cómo fomentar la autonomía en mi hijo
Parte fundamental del crecimiento en los niños es fomentar la autonomía, esto refuerza su sentido de responsabilidad, su auto-confianza, su fuerza de voluntad y la auto-disciplina.
La autonomía es la capacidad de asumir las normas sin influencia externa. Cuando un niño decide que regla va a guiar su comportamiento y cual no, es capaz de hacer lo que cree que debe hacer. Los niños deben desarrollar su conciencia moral y razonamiento para fomentar no solo su autonomía sino su libertad, su fuerza de voluntad y su autoestima.
Pero, ¿Cómo podemos ayudar a los niños a fomentar su autonomía?
La responsabilidad es parte fundamental de la adquisición de la autonomía. Los niños necesitan saber cuál es la repercusión de sus acciones, asumiendo las consecuencias de las mismas. Esta responsabilidad se adquiere a partir de la experiencia, por lo que es importante que se les permita a los niños tomar decisiones, equivocarse y aprender de las situaciones a las que se enfrentan.
Los niños deben asumir que son los capitanes de su existencia, convirtiéndose en el motor motivacional de ellos mismos.
Los niños que desarrollan la competencia de ser responsables son capaces de valorar una determinada situación según su propia experiencia y lo que los padres esperan de él o ella, para así tomar una decisión adecuada.
Para que los niños puedan alcanzar la autonomía es importante tener en cuenta que:
- Los padres deben conocer las habilidades de sus hijos comprendiendo que son capaces de hacer de acuerdo con su etapa evolutiva.
- Los padres deben dar libertad a sus hijos, entendiendo que están en continuo proceso de aprendizaje.
- Para que un aprendizaje se vuelva automático requiere práctica y tiempo, por lo que es necesario darle tiempo suficiente para que aprenda.
- Al dar una instrucción ésta debe ser simple, clara, concisa y precisa, dejando poco espacio para los malos entendidos.
- Las consecuencias sobre la decisión que tome el niño deben establecerse al mismo tiempo que la instrucción.
- Los pequeños esfuerzos deben ser valorados, aunque no haya alcanzado el objetivo final. Es importante tener en cuenta el esfuerzo que han empleado los niños, la conducta se puede moldear hasta que consiga el objetivo planteado.
- Dar el ejemplo es la mejor manera de que los niños aprendan lo que se espera de ellos. En ocasiones no saben que es lo que tienen que hacer, pero si los padres dan el ejemplo para que los niños imiten la conducta que se espera de ellos, será mas fácil el aprendizaje.
Es importante que los niños desde muy pequeños sean responsables de las cosas que hacen. Por ejemplo, si tiran el agua o la leche sobre la mesa hay que darle un trapo para qué lo puedan limpiar, con un año lo harán con dificultad, pero con tres años seguro podrá hacerlo sin dejar una gota sobre la mesa, también tendrá más cuidado cuando beba del vaso.
Otro ejemplo es cuando se niegan a salir con el abrigo, generalmente los padres se enganchan en una disputa que termina con el niño llorando y los padres enfadados. Aunque sea difícil hay que dejarlo tomar su decisión y aprender de sus errores. Por eso, dejarlo salir sin abrigo una vez con la finalidad de que pase frío y comprenda la consecuencia de la decisión que tomó.
Esto será un aprendizaje definitivo que perdurará en el tiempo.
- Entre los tres y los seis años los niños pueden empezar a hacerse responsables de ciertas actividades como vestirse solos, recoger sus juguetes, ponerse los zapatos con velcro, cepillarse los dientes, ir solos al baño, ayudar a poner la mesa, ayudar a cocinar cosas sencillas, comer solos, entre otras cosas. Mientras la tarea se automatiza, seguramente le tomará mas tiempo en llevarla a cabo que a los padres, pero es importante que se le permita automatizar dicha tarea, esto sólo lo logrará a través de la práctica. El rol de los padres debería ser supervisar y moldear la ejecución de dichas tareas, realizando las correcciones necesarias. Igualmente, los padres pueden apoyar su autonomía dejando que el niño tome pequeñas decisiones, como elegir entre dos mudas de ropa para ir al parque, escoger la merienda de la tarde, o que actividad quiere hacer con papá o mamá el fin de semana. Estas pequeñas elecciones pueden convertirse en una manera de negociar con el niño para que lleve a cabo tareas que le resulten tediosas, como recoger los juguetes.
- Entre los seis y los nueve años los padres deben permitir que los niños se hagan responsables de tareas como preparar la mochila, bañarse solo, mantener su cuarto ordenado, ayudar a preparar la comida, doblar y colocar su ropa, llenar el lavavajillas, anotar los deberes, cuidar el material escolar, cuidar de su mascota, poner y quitar la mesa solo, hacer sus deberes, ayudar a sacar la basura, entre otras. Los padres deben mostrarse dispuestos a apoyar a sus hijos a crear adecuados hábitos. Durante estos años es de vital importancia tener en cuenta que los límites y las normas deben estar bien establecidos. Las rutinas que previamente se han venido estableciendo pueden estrecharse un poco más con la inclusión de los deberes académicos. Es aquí cuando los niños tienen que entender que hay normas negociables, pero hay otras que no se pueden discutir. Los padres deben mostrar firmeza en sus decisiones sin convertirse en autoritarios, explicando por qué debe cumplirse una norma o regla en particular, cual es el objetivo que persigue y los beneficios que puede obtener por el cumplimiento de dicha norma o regla. Probablemente es el momento en que más motivación necesite el niño para llevar a cabo ciertas tareas, por lo qué los padres tienen que tratar en la medida de lo posible que la realización de estas actividades sea atractiva para los niños. Establecer un horario o división de tareas para cada miembro de la familia contribuye a generar el sentido de responsabilidad facilitando la convivencia entre todos los miembros.
- Entre los nueve y los doce años una vez establecidos ciertos hábitos los padres deberían incrementar la responsabilidad de los niños. Actividades como limpiar su cuarto, hacer la cama, sacar la basura, anotar recados telefónicos, hacer pequeñas compras, organizar y planificar sus deberes, preparar platos sencillos, recoger el baño, ayudar a limpiar la casa y mantener el orden, pasear a la mascota, tener un juego de llaves de casa, salir solo, quedarse a dormir en casa de un amigo, entre otras cosas. Durante esta etapa el niño comienza a demandar cada vez más independencia, el rol de los padres pasa de ser supervisor a ser observador. Esto no quiere decir que las normas deban cambiar, estas deben mantenerse siempre firmes sin caer en el autoritarismo. Una actividad que puede contribuir a la autonomía del niño es asignar una cantidad semanal de dinero para que el niño pueda ahorrar o comprarse lo que desee. Esta asignación no debe ser muy elevada, lo suficiente para poderse comprar un par de paquetes de cromos, una chuche o ahorrarlo para comprarse alguna cosa mas significativa. Es enseñarles a los niños el manejo del dinero, las consecuencias de gastárselo todo en un capricho y la importancia del ahorro.
- Entre los doce y los dieciséis años el rol observador de los padres puede ser en ocasiones difícil de mantener, sobretodo durante esta época donde los niños pasan a ser adolescentes. El desafío de las normas durante esta etapa es parte fundamental de ese proceso de autonomía, los adolescentes necesitan diferenciarse de los demás y de su familia, al mismo tiempo que deben reconocerse en su propia historia sin que su personalidad se disuelva. los padres han de propiciar y limitar los pasos de la independencia de los adolescentes, adecuándolos a su edad y a su carácter. Hay que escuchar a los adolescentes, tomar en cuenta sus opiniones, explicar por qué la norma debe mantenerse y darles un voto de confianza. Durante esta etapa hay que educarlos para la libertad como parte fundamental para formar su dignidad, que es la capacidad que tienen los adolescentes de escoger la mejor manera de vivir. Es necesario que se inculquen criterios para saber escoger y decidir, es fomentar la capacidad de reflexionar antes de tomar una decisión teniendo en cuenta las consecuencias positivas y negativas.
Dependiendo de la etapa evolutiva de los niños la autonomía es parte fundamental del desarrollo del niño. Es de vital importancia que al fomentar la independencia de los pequeños se establezcan hábitos relacionados con los estudios, la higiene, el sueño y la alimentación, así como su capacidad de compromiso y generosidad. Los padres deben transmitirles confianza y seguridad a sus hijos, permitiéndoles explorar el mundo aprendiendo el sentido del deber y la responsabilidad.
Departamento Psicológico, Psicoterapéutico y Coaching
Psicóloga
Niños, adolescentes y adultos
Idiomas de trabajo: Español, inglés y portugués
Primer día en el cole
Con la llegada de septiembre, llega el momento en que los niños vuelven al cole. Los más expertos ya conocen la metodología y lo qué les espera tras la vuelta del verano. Para algunos la experiencia es completamente novedosa, mientras otros han observado a hermanos mayores deseando ser ellos quienes pudieran traspasar las puertas del saber disfrutando de los mismos beneficios qué el mayor. Los adolescentes empiezan con un poco de pereza algunos, y otros con un poco más de ilusión, pero ya son completamente veteranos con eso del primer día de clases, lo han vivido al menos durante nueve años de su vida, así que conocen a la perfección cómo funciona.
Sin embargo, todos tienen algo en común los nervios en el estomago qué, por más veterano que seas, produce ese primer día de clases. Hay muchos niños que lo disimulan bastante bien, o qué la emoción de volver a ver a profesores y amigos supera cualquier ansiedad qué se pueda tener ante la aventura del nuevo año escolar. Los nervios no solo lo sufren los niños sino también los padres, qué en muchos casos pueden llegar a transmitir sus propias angustias, sin quererlo, a sus hijos.
Es normal que surjan interrogantes cómo:
¿Quién será su tutor?
¿Será que este año le irá mejor en esta materia?
¿Será que cómo mezclaron los cursos se llevará mal con sus compañeros?
¿Y si la pasa mal en el colegio?
¿Y si no aprende bien la lección de matemáticas?
¿Y si le pega un compañero?
¿Y si le ponen muchos deberes?…
En fin, un millar de preguntas sobre supuestos de lo que podría pasar, puede agobiar no solo a los niños sino sobretodo a los padres que depositan su entera confianza en el centro educativo para que cuiden de su tesoro más preciado.
¿Qué se puede hacer ante la inminente situación del primer día de clases?
- Muchos expertos concuerdan en que, sin importar si es el primer día de guardería, educación infantil, primaria o secundaria una de las reglas de oro para preparar la transición del verano a la escuela es establecer, por lo menos una semana antes, la rutina qué se pretende mantener durante el año escolar. En este sentido es imperativo qué se vuelvan a implantar la hora de dormir y la de levantarse; así cómo una hora de comida lo más cercana posible a la que mantendrán durante el curso académico. Algunos van un poco más alla y sugieren que se les asigne actividades similares a las que llevaran a cabo durante su jornada escolar, pero todos coinciden que es importante retornar a la rutina habitual, para hacer más ligera la vuelta al cole.
- En el caso de los más pequeñitos que empiezan la guardería o el pre-escolar los padres pueden ayudar con la transición llevándolos al colegio para que se vayan familiarizando con las instalaciones, si es posible que conozcan a sus profesores e incluso practicar con ellos algunas actividades cómo pintar o contar pequeñas historias, que se asemejaran bastante a lo que harán dentro del salón de clases.
- Otra regla de oro que contribuye a fomentar la ilusión con la vuelta al cole es permitirles a los niños que participen durante toda la planificación del nuevo año escolar. Muchas personas todavía recuerdan las visitas a las librerías para hacerse con el material del nuevo año escolar, o lo divertido que era escoger la mochila del personaje de moda. Hacer a los niños participantes activos de la compra de material escolar, del uniforme, de la inscripción al cole, no solo les permite familiarizarse con la idea de empezar el cole sino también fomenta la ilusión con la promesa de vivir nuevas experiencias maravillosas. Si este proceso se acompaña de anécdotas de alguno o ambos padres será un momento inolvidable para el peque.
- Es normal que el primer día, sobretodo los más pequeñines suelte alguna que otra lágrima, los padres deben respetar y normalizar la sensación de angustia qué pueda tener el niño al enfrentarse a la nueva situación. Eso si, deben de armarse de valor para poder despedirlos en la puerta, evitando en la medida de lo posible que el adiós se alargue demasiado, demostrándole la seguridad que ellos necesitan. Los niños más pequeños reciben las señales emocionales de los padres, por eso deben transmitirles calma, tranquilidad y seguridad a sus hijos. Aunque una vez que salgan por la puerta las cosas cambien, mantener la sonrisa junto con una buena disposición le dará coraje al niño para enfrentarse a su nueva situación.
- La mayoría de los colegios ofrecen periodos de adaptación para todos los niños, sobretodo con los mas pequeños suelen ser bastante flexibles. Es posible negociar llevar a cabo esa adaptación por pequeños periodos de tiempo prolongando la hora de salida un poco mas cada dia, hasta su absoluta adaptación. En ocasiones también les permiten llevar algún objeto a clases, como un peluche o una manta que los acompañe a lo largo del dia y les resulte familiar. Por esta razón, siempre es bueno mantener una buena comunicación con el tutor que es quien pautara como se llevara a cabo esa adaptación. Los profesores de los centros educativos están preparados para manejar este proceso, por eso ante la duda de como se llevará a cabo siempre es bueno consultarlo con el experto que en este caso son ellos.
- Conversar con los niños sobre lo que se hará al salir de clases puede contribuir de manera favorable con la adaptación, primero por qué se anticipa los acontecimientos haciendo lo desconocido conocido, pero también por qué les da la certeza que el día en el colegio tiene un periodo de caducidad qué le permitirá reencontrarse de nuevo con mamá y papá.
- Cuando acaba ese primer día de escuela recibirlos con una enorme sonrisa es la mejor recompensa que le pueden dar a sus hijos. Siempre es importante proporcionar palabras de apoyo, que alaben la audacia de haber permanecido todo el día en el colegio. Preguntar sobre lo que hicieron, mostrarse interesado y sorprenderse por las cosas qué han ocurrido durante sus horas lejos de su entorno familiar, les da ilusión a los niños para volver al día siguiente con más historias nuevas para contar. En el caso de los menos conversadores pueden ser los padres los que inicien la conversación, contándoles un poco sobre su día en el trabajo, de esta manera se rompe el hielo modelando con su propia conducta lo qué se espera obtener del pequeño.
Hay que estar atentos si tras el primer día de escuela se manifiesta un claro rechazo al entorno escolar qué puede manifestarse por una oposición violenta, crisis de cólera, dolores de cabeza o estómago, vómitos o diarrea, síntomas que desaparecen cuando no se lleva al niño a la escuela o cuando se retira del entorno escolar.
En esos casos, es importante detectar qué está ocurriendo dentro del centro. En el caso de que la situación se mantuviese se puede consultar a un experto de la rama de la psicología o acercarse al departamento de orientación del colegio quienes podrán aconsejarlos de las medidas a tomar en estos casos.
Cada niño es distinto, por lo tanto, hay que ser pacientes y persistentes durante el proceso de adaptación, permitiéndoles a los niños adaptarse a la situación novedosa motivándolos de todas las maneras posibles. La constante comunicación con el centro escolar para conocer cómo esta siendo la adaptación es la clave de que esa transición se haga de manera exitosa, aportando información vital que permite calmar la ansiedad que pueda sentir cualquier padre ante la nueva experiencia. Igualmente la sonrisa de sus hijos después de que pasa la tormenta, cuando se han familiarizado con el ambiente, han entablado relaciones con sus compañeros, son los mejores indicadores de que la prueba ha sido superada y que les aguardan cerca de nueve meses de momentos inolvidables dentro de su centro educativo.
Departamento Psicológico, Psicoterapéutico y Coaching
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Como incentivar a autonomía do meo filho
Uma parte fundamental do crescimento das crianças é promover a autonomia, o que fortalece seu senso de responsabilidade, autoconfiança, força de vontade e autodisciplina.
Autonomia é a capacidade de assumir normas sem influência externa. Quando uma criança decide a norma que irá guiar seu comportamento e qual não, ele é capaz de fazer o que acha que deve fazer. As crianças devem desenvolver sua consciência moral e raciocínio para promover a sua autonomia, mas também sua liberdade, força de vontade e autoestima.
Mas, ¿Como podemos ajudar as crianças a promover sua autonomia?
A responsabilidade é uma parte fundamental da aquisição de autonomia. As crianças precisam saber qual é o impacto de suas ações, assumindo as suas consequências. Esta responsabilidade é adquirida a partir da experiência, por isso é importante que possam tomar decisões, cometer erros e aprender com as situações que enfrentam.
Eles devem assumir que são os capitães de sua existência, tornando-se o motor motivacional de si mesmos.
Sempre em quanto desenvolvam a sua capacidade de serem responsáveis são capazes de avaliar uma determinada situação de acordo com sua própria experiência e o que os pais esperam dela, a fim de tomar uma decisão apropriada.
Para que as crianças alcancem autonomia, é importante ter em conta:
- Os pais devem conhecer as habilidades de seus filhos, e assim compreender o que eles são capazes de fazer de acordo com seu estágio evolucionário.
- Os pais devem dar liberdade a seus filhos, deixando-lhos cumprir com o processo contínuo de aprendizagem.
- Para que uma aprendizagem se torne automática, requer prática e tempo, por isso é necessário dar-lhes tempo suficiente para aprender.
- Para dar uma instrução, esta deve ser simples, clara, concisa e precisa, deixando pouco espaço para malos entendidos.
- As consequências sobre a decisão que a criança toma devem ser estabelecidas ao mesmo tempo que a instrução.
- Pequenos esforços devem ser valorizados, mesmo que o objetivo final não tenha sido alcançado. É importante levar em conta o esforço que as crianças têm usado, o comportamento pode ser moldado até atingir seu objetivo.
- Definir o exemplo é a melhor maneira para as crianças aprenderem o que se espera delas. Às vezes eles não sabem o que devem fazer, mas os pais dão o exemplo para que os filhos imitem o comportamento que se espera deles.
É importante que crianças desde muy pequenininhos sejam responsáveis pelas coisas que fazem. Por exemplo, se derramarem água ou leite na mesa, devem colher um pano para poder limpar a mesa. Talvez com um ano vão fazê-lo com dificuldade, mas com três anos pode ter a certeza de que a criança vai fazê-lo sem deixar uma gota na mesa, assim também serão mais cuidadosos quando queram beber do copo.
Outro exemplo é quando eles se recusam a sair com o casaco. Geralmente os pais ficam viciados em uma disputa que termina com a criança chorando e o pai zangado. Embora seja difícil, o pai tem que deixá-lo tomar sua decisão e aprender com seus erros. Portanto, devem deixa-lo sair sem o casaco uma vez para que passe frio e perceba a consequência da decisão que tomo.
Este será sem dúvida um aprendizagem definitivo.
- Entre as idades de três a seis anos, as crianças podem começar a assumir a responsabilidades como vestir-se, arrumar os brinquedos, colocar os sapatos, escovar os dentes, ir sozinho a casa de banho, ajudar a pôr a mesa, ajudar a cozinhar coisas simples, comer sozinho, entre outras coisas. Enquanto a tarefa é automatizada, certamente levará mais tempo para realizá-la do que para os pais, mas é importante ser capaz de automatizar essa atividade, isso só será alcançado através da prática. O papel dos pais deve ser supervisor e adequar a execução dessas tarefas, fazendo as correções precisas. Da mesma forma, os pais podem apoiar a sua autonomia deixando a criança tomar pequenas decisões, como escolher entre dois conjuntos de roupa para ir ao parque, ou escolher o lanche da tarde, ou que querem fazer no fim de semana com os pais. Essas pequenas escolhas podem se tornar uma maneira de negociar com a criança para realizar tarefas tediosas, como recolher os brinquedos.
- Entre as idades de seis e nove anos, os pais devem permitir que as crianças assumam a responsabilidade de preparar a sua mochila para escola, tomar banho sozinho, arrumar o seu quarto, ajudar a preparar uma comida, dobrar e colocar a sua roupa, encher a máquina lavar louça, cuidar do material escolar, cuidar do seu mascote, colocar e retirar a mesa sozinho, ajudar a tirar o lixo, entre outros. Os pais devem estar dispostos a apoiar seus filhos para criar hábitos apropriados. Durante esses anos, é vital ter em mente que os limites e normas devem estar bem estabelecidos. Igualmente, as crianças precisam entender que existem regras negociáveis, mas há outros que não podem ser discutidas. Os pais devem demostrar firmeza nas suas decisões sem se tornarem autoritários, explicando por que uma regra deve ser cumprida, qual é o objetivo perseguido e os benefícios que podem ser obtidos pelo cumprimento dessa regra. Provavelmente, é o momento em que mais motivação a criança precisa para realizar certas atividades, por isso os pais têm que tratar, tanto quanto lês seja possível, que a realização dessas atividades é atrativa para as crianças. Estabelecer um cronograma ou divisão de tarefas para cada membro da família ajuda a gerar um senso de responsabilidade que facilita a coexistência entre todos os membros.
- Entre as idades de nove e doze anos, uma vez que certos hábitos tenham sido estabelecidos, os pais devem aumentar a responsabilidade das crianças. Atividades como limpar seu quarto, fazer a cama, tirar o lixo, escrever mensagens de telefone, fazer pequenas compras, organizar e planejar o trabalho para escola, preparar pratos simples, arrumar a casa de banho, ajudar a limpar e ordenar a casa, passear o seu mascote, ter as chaves da casa, sair sozinho, ficar a dormir na casa de um amigo, entre outras coisas. Durante este estágio a criança começa a exigir cada vez mais independência, o papel dos pais passa de ser um supervisor para ser um observador. Isso não significa que as regras tenham que mudar, elas devem sempre permanecer firmes sem cair no autoritarismo. Uma atividade que pode contribuir para a autonomia nestas idades é alocar uma quantia semanal de dinheiro para que a criança possa economizar ou comprar o que quiser. Esta atribuição não deve ser muito alta o suficiente para comprar um doce ou poupalo para comprar algo mais significativo. Isto ensina as crianças a administrar o seu dinheiro, as consequências de gastar-lho tudo e a importância de poupar.
- Entre as idades de doze e dezasseis anos o papel observador dos pais às vezes pode ser difícil de manter, especialmente durante esse período em que as crianças se tornam adolescentes. O desafio das regras durante esse estágio é parte fundamental do processo de autonomia, os adolescentes precisam se diferenciar dos outros, especialmente de sua família, ao mesmo tempo em que precisam reconhecer se na sua própria história sem dissolver sua individualidade. Os pais devem promover e limitar os passos da independência dos adolescentes, adaptando-os à sua idade e caráter. Ele tem que ouvir a os filhos adolescentes, ter em conta as suas opiniões, explicar por que a regra deve ser mantida e dar-lhes um voto de confiança. Durante esta fase, os pais devem educá-los para a liberdade como parte fundamental da formação de sua dignidade, que é a capacidade dos adolescentes de escolher a melhor maneira de viver. É necessário infundir critérios para saber como escolher e decidir, é promover a capacidade de analisar as consequências positivas e negativas antes de tomar uma decisão.
A autonomia é uma parte fundamental do desenvolvimento da criança que depende do estágio evolutivo em que se encontrem. É de muito importante que, ao promover a independência dos pequenos, sejam estabelecidos hábitos relacionados aos estudos, higiene, sono e alimentação, assim como a sua capacidade de compromisso, generosidade e dignidade. Os pais devem transmitir confiança e segurança às crianças, permitindo-lhes explorar o mundo para aprender o senso de dever e responsabilidade.
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