Helena es una adolescente de 17 años con padres de origen turco, pasaporte británico y que ha vivido en tres países europeos a lo largo de su vida. Ahora que por motivo del trabajo de sus padres se ha mudado a una ciudad distinta, se encuentra llena de ilusión por hacer nuevos amigos. Sin embargo, aunque le gusta conocer a gente nueva, no siempre le resulta fácil. Especialmente en el momento en el que aparece la temida pregunta… ¿De dónde eres?
Entonces empieza a ponerse nerviosa, siente un nudo en la garganta y miles de pensamientos aterrizan es su cabeza de forma incontrolable: “¿Debo hablar del país en el que me crie de pequeña? ¿o del país dónde viví los últimos ocho años de mi vida? o quizá, ¿del país de del cual procede mi familia?” Finalmente, opta por contar la versión corta de una larga historia vital repleta de aeropuertos, despedidas, bienvenidas, idiomas, colegios y experiencias.

La complejidad escondida detrás de una sencilla pregunta

«¿De dónde eres?» es una de las preguntas más fáciles de responder para la mayor parte de las personas. Sin embargo, para algunas minorías es una de las más desafiantes. Helena siente un arraigo distinto a cada uno de los países en los que ha vivido, así como al país del que procede su familia. De cada una de las culturas en las que se ha encontrado inmersa a lo largo de su vida, ha adquirido diferentes formas de relacionarse con los demás, costumbres, valores e ideas. Sin embargo, no tiene la sensación de pertenecer a ninguna de ellas.

«¿De dónde soy?» se ha preguntado a sí misma varias veces. Esta es la pregunta que se hacen a menudo las personas que, como ella, pertenecen al colectivo de los “niños de tercera cultura”, TCKs (Third Culture Kids) por sus siglas en inglés.

¿Qué significa ser un niño de la tercera cultura?

Los TCKs son aquellos niños/adolescentes que han pasado una parte importante de sus años de desarrollo fuera de la cultura de sus padres o de la que le correspondería por la nacionalidad de su pasaporte. La primera cultura, hace referencia a la de los padres del niño. La segunda, a la del país (o países) de acogida en los que ha vivido. La tercera cultura, corresponde a la fusión de las dos primeras, en la que el niño adopta ciertos rasgos de cada una para crear su propia identidad cultural.

Esta es, no obstante, una definición muy básica, ya que cada niño tiene su propia historia. El término TCKs no engloba solo a los niños que han crecido en una cultura distinta a la de sus padres, también a los niños adoptados por familias de otra cultura e incluso a los hijos de padres con distintas culturas. Mientras que algunos de ellos saltan de un lugar a otro cada año, otros permanecen casi toda su infancia en el mismo lugar, conviviendo permanentemente con culturas diferentes dentro y fuera del hogar.

Actualmente, debido al elevado nivel de globalización alcanzado por la sociedad, resulta muy difícil definir las diversas circunstancias por las cuales un niño puede ser definido como un TCK. Sin embargo, hay dos aspectos relativos a este colectivo que están claros. Por un lado, que, debido al exponencial aumento de los movimientos migratorios, se trata de un colectivo en constante crecimiento. Por otro lado, que a pesar de que la historia de cada TCK es única e irrepetible, este grupo de personas comparten la singular característica de haberse criado en un intenso contacto con diferentes culturas.

Ventajas de ser TCK

Desde la infancia, las personas tendemos a adaptarnos a la cultura que nos rodea internalizando las actitudes y comportamientos promovidos por la misma. Adquirimos costumbres, como comer o dormir a determinadas horas, aprendemos a relacionarnos y comunicarnos con los demás en distintos contextos sociales y desarrollamos nuestro sentido del humor, así como nuestro juicio sobre lo que está bien o mal. A través de nuestra cultura, construimos nuestras gafas para observar el mundo y nuestro manual de instrucciones para vivir en él. Por lo tanto, no es de extrañar que la coexistencia de distintas culturas en la vida de un niño o el cambio de una a otra, tenga un gran impacto en su desarrollo psicosocial.
Se han identificado numerosos aspectos positivos de esta experiencia:

  • Los TCK tienen un gran bagaje internacional y suelen mantener a lo largo de toda su vida interés por conocer nuevas culturas. Tienen una gran capacidad de adaptación y una gran sensibilidad para valorar la riqueza de la cultura de cada individuo.
  • Suelen desarrollar una mentalidad abierta a la diferencia, así como un estilo relacional basado en la tolerancia, el respeto y la empatía.
  • Adquieren rápidamente habilidades para desenvolverse socialmente, habilidades de comunicación e incluso suelen hablar con fluidez dos o más idiomas.
  • La diversidad de las situaciones a las que se enfrentan, hace que se conviertan en personas con un elevado nivel de autonomía, altamente resolutivas y con una gran disposición para ayudar a los demás.

Retos de ser TCK

Por otro lado, los cambios culturales que los TCK experimentan desde sus primeros años de vida, también acarrean algunas dificultades:

  1. Como se ha expuesto en la introducción del artículo, los TCK pueden tener dificultades para definir su propia identidad al no encontrarse ligada a una cultura específica. Un comportamiento considerado perfectamente normal en la cultura del lugar en el que vive un TCK, puede estar prohibido de acuerdo con la cultura de sus padres. Un chiste que resulta divertido en una de las culturas en las que ha vivido, puede resultar ofensivo en otra. Por ello, estos niños experimentan un complejo proceso a la hora de internalizar los valores y hábitos que les definen como personas, a la hora de comprender quiénes son.
  2. Para algunos TCK, la sensación de no tener un hogar base al que siempre pueden volver puede generar un sentimiento de inseguridad y de soledad en el mundo. Para estos niños, el extendido cliché “el hogar es donde están las personas a las que amas”, es una realidad muy importante. Para ellos, su hogar no viene definido por un lugar, sino por donde puedan estar junto a sus seres queridos.
  3. En muchas ocasiones los TCK tienen la sensación de ser los niños diferentes, los raros, los que no encajan, los que no comparten los gustos, las aficiones o las ideas con sus compañeros de clase. Los que no tienen la misma forma de hablar, el acento o las expresiones. Y algunas veces, los que tienen un aspecto físico distinto al resto. Esto hace que puedan sentirse “dejados de lado” o aislados, especialmente en los nuevos comienzos.
  4. Para la mayor parte de las personas nunca es fácil decir adiós. Algunos de estos niños pasan varios años en un lugar, hasta que un día tienen que hacer las maletas y despedirse de todo lo que han construido allí: amigos, profesores, actividades, rutinas…Las emociones producidas por estas constantes despedidas pueden ser muy fuertes y dolorosas para algunos TCK. Además, interfieren a la hora de crear nuevas conexiones sociales en los lugares a los que se mudan, ya que en ocasiones se preguntan “¿Para qué voy a hacer nuevos amigos aquí si nos marcharemos de nuevo en un tiempo?”.

Tips para padres de TCK

Es normal que, como padres, surjan muchas dudas a la hora de educar a los hijos en una cultura diferente a la suya propia. Muchas veces, los padres han vivido una infancia muy distinta a la que se enfrentan sus hijos y pueden sentirse perdidos a la hora de empatizar con su experiencia e identificar los aspectos en los cuales necesitan un mayor apoyo.

Estos son algunos tips generales que pueden ser de utilidad para estos padres:

  • Trata de mantenerte consciente de que ser un TCK puede conllevar dificultades en muchos aspectos. Se honesto con tu hijo, hazle ver que sabes que no es fácil, muéstrate abierto respecto al tema e intenta que él pueda hablar lo más cómodamente posible acerca de cómo se siente, qué piensa y qué necesita.
  • Mantén vivo el vínculo con tu cultura de origen y con tus familiares para fortalecer el sentido de identidad de tu hijo y de pertenencia a una cultura. Intenta comunicarte con el tu idioma y hacerle participe de las tradiciones de tu cultura (comidas, costumbres, festividades…).
  • Ayuda a tu hijo a establecer nuevas relaciones en los lugares a los que os mudáis, propiciando encuentros con otros niños que han vivido la experiencia de ser un TCK. De esta forma, podrá sentirse más acompañado y comprendido por amigos de su edad.
  • Comunícate con las instituciones educativas de tu hijo explicando su caso concreto e involucrando a los profesores y counselors en su proceso adaptativo.
Emma Chancellor Díez
Departamento Psicológico, Psicoterapéutico y Coaching
Emma Chancellor Díez
Psicóloga
Adultos y adolescentes
Idiomas de trabajo: Español e inglés
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