El 31 de enero de 2022 salió a la luz una dura noticia que generó un enorme sentimiento de tristeza colectiva en los medios de comunicación y en las redes sociales. Ese día, Cheslie Kryst, una mujer conocida por ser la ganadora del premio Miss Estados Unidos en 2019, se quitó la vida.

Mediante la visibilización de esta noticia nos aproximamos a una realidad que afecta cada vez a más personas y de menor edad. Como profesionales de la salud mental, los/as psicólogos/as sentimos la responsabilidad de hablar y prestar apoyo ante este fenómeno cada vez más frecuente entre los jóvenes del mundo: el suicidio.

Debido al tabú que persiste a la hora de hablar de los problemas de salud mental, así como a la crudeza de esta temática, existe una gran desinformación respecto a las señales que indican que una persona se encuentra en riesgo de cometer este acto, así como de los recursos existentes para que puedan salir adelante. En este artículo, se pretende orientar a los lectores sobre ambas cuestiones.

El caso de Cheslie

Cheslie era una mujer de 30 años, que no solo destacaba por su belleza, también por su éxito académico y profesional. Tras finalizar sus estudios de derecho, inició su carrera como abogada dedicándose a luchar por justicia social. Posteriormente, fue reconocida como Miss Estados Unidos e inició su trabajo como corresponsal de televisión.

De acuerdo con la información proporcionada por periódicos y redes, Cheslie era una mujer muy querida por sus familiares, amigos y compañeros de trabajo. Era valorada por su dedicación a su profesión como abogada, por su empeño en cambiar la situación de muchas personas, así como por el amor que era capaz de transmitir a aquellos que la rodeaban.

Los motivos de su decisión no fueron expresados por ella previamente al suceso. Fue algo inesperado para las personas que la conocían personalmente y para las que no. ¿Por qué una mujer tan apreciada por su talento e inteligencia, con un futuro tan prometedor por delante, decidió quitarse la vida?

Unos días después del suceso, su madre desveló que Cheslie había estado lidiando con una depresión de alta funcionalidad. Esta es una de las modalidades de la depresión más difíciles de diagnosticar, porque las personas que la padecen son capaces de continuar con sus hábitos, rutinas, ocupaciones y proyectos, y, sin embargo, tienen grandes dificultades para experimentar ilusión, alegría y satisfacción. A pesar del reconocimiento externo que reciben, se sienten insuficientes y faltas de valía, llegando a perder el sentido de su vida.

Por ello, aunque a veces sea extremadamente complicado darse cuenta de que alguien está atravesando un momento tan frágil, es muy útil conocer las señales que nos pueden ayudar a percibir y responder ante una necesidad de ayuda urgente de un familiar, amigo o compañero.

Señales de riesgo de suicidio

Las personas que rodeaban a Cheslie no pudieron detectar el riesgo en el que la joven se encontraba. Esto pudo ser porque las señales de advertencia de suicidio más evidentes e inquietantes son las verbales, y cuando no se dan, puede ser mucho más complicado advertir el riesgo. Algunos comentarios como «no puedo seguir adelante», «ya nada me importa» o incluso «estoy pensando en acabar con todo» deben ser tomados muy en serio, especialmente cuando se expresan de forma mantenida en el tiempo.

En otras ocasiones, los signos son menos llamativos. A veces, son difíciles de reconocer por ser señales no verbales y menos explícitas. Por un lado, suelen aparecer estados emocionales observables, como encontrarse extremadamente apático, sin esperanza, triste, lleno de ira o agitado. Por otro lado, suelen producirse cambios conductuales drásticos, como alejarse de amigos y familiares, hacer regalos importantes, comer o dormir demasiado o muy poco, consumir alcoholo o drogas de forma más frecuente, mostrar cambios de humor exagerados o ponerse en situaciones de riesgo como conducir a alta velocidad.

Es muy complicado hacer un listado de todas las posibles señales, pero se han identificado tres componentes clave que indican la posible presencia de pensamientos sobre el suicidio. En primer lugar, el dolor emocional. El sufrimiento psicológico, que puede tener distintas causas, suele ser aquello a lo que las personas quieren poner fin. En segundo lugar, la desesperanza, es decir, la creencia de que nada puede mejorar. Por último, la desconexión con el mundo, con el oficio, los hobbies, las amistades y la familia.

¿Qué hacer ante el riesgo?

Cuando una persona se encuentra en riesgo de suicidio podrá sentir que esa es la única solución ante su situación. Es muy importante recordar a esta persona que no está sola, que hay alternativas, soluciones y motivos por los que seguir en el mundo. Para ello, es esencial romper el estigma que gira en torno al suicidio y hablar directamente sobre ello.

Es necesario que los familiares y amigos íntimos escuchen los pensamientos y emociones que está experimentando la persona en riesgo, para poder ofrecer un verdadero apoyo que venga desde el mayor conocimiento posible de la causa del malestar. Permanecer cerca de esta persona le ayudará a sentirse acompañada y comprendida.

Un recurso indispensable para las personas que se encuentran en esta situación límite es acudir a un/a profesional de la salud mental. Los psicólogos y psiquiatras contamos con conocimientos y herramientas profesionales para poder guiar a los pacientes a encontrar respuestas y caminos alternativos. En consulta, podrán sentirse escuchados, activamente ayudados e involucrados en su propio proceso de mejora.

Por último, en España existe un número de teléfono anónimo, confidencial, gratuito y atendido por personal especializado, para atender a todas las personas con pensamientos, ideaciones o riesgo de conducta suicida (Este número es el 024). El principal objetivo de esta línea es proporcionar ayudar en momentos de crisis y poner en contacto a estas personas con entidades especializadas. Pero también, transmitir un mensaje a toda la población: si en algún momento te encuentras en esta situación, recuerda que no estás solo, pide ayuda, pues hay personas dispuestas a ayudarte.

Emma Chancellor Díez
Departamento Psicológico, Psicoterapéutico y Coaching
Emma Chancellor Díez
Psicóloga
Adultos y adolescentes
Idiomas de trabajo: Español e inglés
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