Con la llegada de las fiestas y el fin de año, la vida familiar cambia tanto de contenido como de ritmo. Nos tomamos un descanso de los horarios fijos, las sesiones interminables en el colegio, los deberes, las actividades extraescolares, y en definitiva todo lo que rodea su mundo educativo se desvanece, dando paso a un periodo de descanso (físico y mental), un periodo de relajación y disfrute. Nuestra labor como madres y padres, sin embargo, no se detiene durante las fiestas. Pero con la llegada de las fiestas y el cambio de ritmo y actividades, surgen nuevas oportunidades para educar a nuestros hijos e hijas. El breve descanso invernal, nos brinda la oportunidad de compartir con ellos actividades lúdicas que durante el resto del año normalmente no podemos disfrutar, por falta de tiempo.

Estos momentos son muy necesarios y más importantes de lo que a veces pensamos, ya que fortalecen el vínculo que tenemos con ellos y les ayuda en su desarrollo personal. En resumen, satisfacen algunas de las necesidades más básicas de las niñas y niños, como la de sentirse queridos, protegidos y valiosos. Estas actividades lúdicas, también son oportunidades para seguir formándoles en valores, creencias y normas de conducta que habrán de conocer y utilizar durante toda su vida.

Un ejemplo de este tipo de actividades que además de ser algo divertido, puede ser muy educativo, es ver una película con ellos. Existe una gran cantidad de opciones, y la elección dependerá del o de los mensajes que queramos transmitir. Como ejemplo, voy a hablar de la película Wonder, basada en el libro de R.J. Palacio, que narra la historia de August Pullman, un niño de 10 años que nació con malformaciones congénitas. Los 10 primeros años de su vida los ha pasado entre hospitales y encerrado en su casa. Las 27 operaciones a las que ha sido sometido le permiten ver, hablar y escuchar como los demás, pero su cara no tiene la apariencia de la de ningún otro niño. Nunca ha podido ir al colegio y ha sido su madre quien le ha educado siempre en casa.

Tiene unos padres y una hermana mayor que le quieren y protegen mucho, pero él es plenamente consciente de su apariencia y sufre al darse cuenta del rechazo que recibe de otras personas. Su madre cree que ha llegado el momento de que se enfrente al mundo y vaya al colegio por primera vez. Él está aterrado, pero al mismo tiempo tiene la esperanza de ser aceptado y poder vivir como un niño normal. La película se centra en el primer año de colegio de August, narrando sus experiencias, y las de aquellos que le rodean. El entorno y las situaciones que describe la película son reales y cotidianas, por lo que al espectador le resulta fácil meterse en la piel de los distintos personajes.

La película toca temas tan relevantes como el bullying, la amistad, la necesidad de sentirnos aceptados, la tolerancia, el respeto, la amabilidad, la empatía, el humor, la fortaleza frente a la adversidad, la necesidad de afrontar las dificultades para poder superarlas y muchas otras lecciones de vida. Además, la narrativa incluye las perspectivas de distintos personajes, lo que nos permite apreciar las diferentes interpretaciones de un mismo hecho y el impacto que produce en cada uno. De hecho, y aunque el foco central de la película es August, los personajes secundarios también experimentan dificultades, y aprenden a lo largo de la película lecciones importantísimas.

Wonder, es una película emocionante y conmovedora contada con mucha sensibilidad que gustará a niños y mayores. La historia es tan cotidiana que nos hace pensar acerca de nuestras propias vidas, nos ayuda a ser más conscientes de lo que sucede a nuestro alrededor, y creo que incluso nos ayuda a intentar ser mejores personas. En la película, se hace referencia a una frase de Wayne Dyer, un conocido psicólogo estadounidense, pronunciada por uno de los profesores de August que resume parte del mensaje de esta película:

“Cuando tengas la oportunidad de elegir entre tener la razón o ser amable, elige ser amable”.

Esta película puede servir para debatir y poner de relieve algunos mensajes muy importantes. Después de verla, podemos iniciar un pequeño debate y hacer preguntas que llamen a reflexionar sobre lo que ellos harían en alguna de las situaciones vistas en la película. Por ejemplo: ¿Qué haríais vosotros, si llegara alguien nuevo o diferente a clase? ¿Cómo reaccionaríais? ¿Os daríais cuenta de lo difícil que puede ser para otra persona pasar por algo así? ¿Intentaríais ayudarle? ¿De qué manera?

De hecho, la película puede ayudarnos a los padres también, a estar más atentos a las necesidades de nuestros hijos, no sólo de los que evidentemente más lo necesitan.

Aunque las celebraciones navideñas ofrezcan muchas oportunidades para divertirse o incluso ‘cuidarse’ un poco de más, también podemos preguntarnos de qué manera sacar partido a la oportunidad para conectar e incluso enseñar algo. Ver una película como Wonder junto a nuestros hijos e hijas, es una oportunidad magnífica para compartir un rato agradable con ellos y ellas, que además puede servir para transmitir valores fundamentales para la vida, que nos ayuden a ser mejores personas.

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