En mi opinión, y después de haberlo hecho en dos ocasiones, vivir una temporada en un país extranjero es una de las experiencias más enriquecedoras que cualquier persona podría vivir, incluso cuando esta experiencia no es siempre tan sencilla como pensamos ni está exenta de dificultades.

Cuando hacemos las maletas solemos cargarlas de ilusión y nos centramos en todo lo positivo que esta nueva aventura nos va a traer. El aprendizaje de un nuevo idioma, los nuevos amigos, todos los lugares que vamos a conocer, lo viajes que vamos a realizar… pero pocas veces pensamos en todos los obstáculos que nos podemos encontrar en el camino hasta alcanzar nuestros objetivos.

Al llegar a ese nuevo lugar, estamos deseosos de explorar la ciudad, las personas y sus peculiaridades, la gastronomía, las fiestas… en definitiva, todo lo que rodea ese nuevo y excitante destino. Es en este momento cuando solemos experimentar lo que llamamos la fase de “la luna de miel”, una fase en la que todo nos parece maravilloso y sentimos euforia, entusiasmo, curiosidad y fascinación tanto por el nuevo país en el que nos encontramos como por su cultura. Tampoco podemos olvidarnos de que no todo el mundo pasa por esta fase y que hay personas que pueden sufrir desde un primer momento las dificultades de las que hablaremos a continuación.

Después de un tiempo, cuando ya ha transcurrido la fase de “la luna de miel”, puede que empecemos a echar mucho de menos todo lo que hemos dejado en nuestro país de origen y a sentir que todo aquello que en un principio nos parecía atractivo y maravilloso acerca del nuevo lugar en el que nos encontramos empieza a interesarnos menos. Puede que incluso empecemos a percibir de modo negativo algunas de las cosas que antes nos atraían de la nueva cultura en la que nos encontramos y es entonces cuando empezamos a apreciar de una manera más profunda las diferencias entre nuestra cultura y la nueva en la que estamos conviviendo. A esto lo llamamos “choque cultural” y es una fase totalmente normal dentro del proceso de adaptación.

Algunas de las cosas que pueden ocurrir en esta fase son, por ejemplo, que nos sintamos cansados e irritados por el hecho de tener que hablar en la nueva lengua, que nos frustremos cuando no seamos capaces de entender lo que ocurre o lo que nos dicen en una determinada situación o que nos tengamos que adaptar a los formalismos propios de la cultura. Empezamos a magnificar las cosas negativas del nuevo lugar en el que vivimos, a sentirnos bajos de ánimo y con menos ganas de seguir con la experiencia.

Superar estas dificultades a veces no es algo sencillo, pero créeme, merece la pena intentarlo. Vivir en un nuevo país no solo te hace descubrir un nuevo lugar, una nueva cultura o nuevas personas; también te hará descubrirte a ti mismo, te hará más flexible, más independiente, más resolutivo… Y como merece la pena intentarlo, aquí van algunos tips que te pueden ayudar a superar algunas de las dificultades a las que puedes enfrentarte durante tu aventura:

Identifica cuáles son tus objetivos a la hora de enfrentarte a esta nueva experiencia.

Para muchos será adquirir una nueva lengua, poder viajar y vivir un año en un lugar nuevo y lejos de casa, relacionarte con personas de otras culturas, etc. Busca tus razones para estar aquí y mantenlas siempre presentes. Puede que el camino no sea fácil, pero si tenemos una razón para mantenernos aquí, será más sencillo que sintamos que enfrentarnos a estas dificultades merece la pena.

La rutina es difícil de mantener cuando empezamos de cero y en un lugar nuevo, pero ayuda.

Intenta adaptarte a los horarios de la ciudad en la que estás, mantén patrones de sueño y alimentación regulares en la medida de lo posible y recuerda intentar incluir algo de ejercicio en tu rutina diaria.

Los hobbies son importantes.

No te olvides de las cosas que te hacían disfrutar en casa. Si te gusta leer, bailar, cocinar, tocar un instrumento o pintar, busca un hueco en tu rutina para ello. Si no tenías ningún hobbie en tu ciudad de origen o éste es imposible de mantener (pongamos de ejemplo que tu pasión es el surf y vives en Madrid) seguro que puedes encontrar miles de opciones con las que experimentar en tu nuevo destino.

Potencia las relaciones sociales.

Hacer amigos no siempre es tan fácil como pensamos y más si queremos relacionarnos con locales. Intenta conocer gente nueva con la que compartas intereses, busca amigos en tu lugar de trabajo y estudio y si es difícil encontrarlos allí no te olvides de que hay miles de lugares más donde puedes relacionarte con gente nueva. Los intercambios de idiomas suelen ser un buen lugar para conocer tanto locales como otros extranjeros y además hay cientos de actividades grupales en las que puedes encontrar personas con las que hablar. Ayúdate de tus hobbies, y busca actividades relacionadas con ellos para encontrar amigos con intereses similares a los tuyos.

Procura no aislarte y mantener las conexiones que vayas haciendo en tu viaje.

Di que sí a todos los planes que puedas, igual la película a la que te proponen ir o la exposición a la que tus amigos estaban pensando acercarse no es el plan que más te convence del mundo, pero puede merecer la pena ir solo por pasar un buen rato con amigos.

Mantente en contacto con las personas queridas que dejaste en tu ciudad de origen.

Hablar con nuestros amigos cercanos y nuestra familia puede ayudarnos a sentir el apoyo y el calor de casa y nos puede aliviar cuando sintamos morriña.

No tengas miedo a pedir ayuda.

Si la adaptación está siendo muy dura, si te encuentras triste o tienes ansiedad, hay muchos lugares a los que puedes acudir. Habla con tus compañeros de programa o trabajo, comparte lo que te pasa y recuerda que siempre tienes profesionales con los que puedes contar. En Sinews estamos esperándote con las puertas abiertas para ayudarte a superar todas las dificultades con las que te puedas encontrar durante tu aventura.

Saray Cáliz Aguilera
Departamento Psicológico, Psicoterapéutico y Coaching
Saray Cáliz Aguilera
Psicóloga
Adultos
Idiomas de trabajo: Español e inglés
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