En esta segunda parte del artículo vamos a profundizar en cuatro de las patologías neuropsiquiátricas más prevalentes las cuales se detallan a continuación:
1.-Síndromes epilépticos en el desarrollo: epilepsia del lóbulo temporal.
2.-Trastornos del neurodesarrollo:
2.a-Síndrome Guilles de la Tourette.
2.b-Trastorno del espectro autista (TEA).
2.c-Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

1.-EPILEPSIA DEL LÓBULO TEMPORAL

La epilepsia del lóbulo temporal es el síndrome epiléptico anatómico más común, representando el 60% de los pacientes con epilepsias focales (es decir, con daño estructural en un lóbulo del cerebro). Las crisis del lóbulo temporal producen síntomas variados y complejos que son particularmente interesantes para la psiquiatría ya que contienen elementos similares a los síntomas psiquiátricos.

La causa más frecuente de epilepsia del lóbulo temporal es la esclerosis mesial (50-70% de los casos). Se trata de un adelgazamiento de la corteza cerebral a nivel del hipocampo. Esta patología está íntimamente relacionada con historia de crisis febriles en la infancia, pero la etiología más primaria permanece aún desconocida.

Las crisis del lóbulo temporal pueden ser crisis simples (sin alteración de la conciencia) o complejas (con alteración de la conciencia) y pueden presentarse como crisis parciales (con movimientos de una parte del cuerpo) o generalizadas (convulsivas o no convulsivas).

En ocasiones las crisis pueden estar precedidas por auras (sensaciones somáticas que anteceden a las crisis) siendo las más frecuentes las auras epigástricas (sensación de malestar gástrico indefinido). También pueden observarse auras autonómicas que incluyen cambios en la coloración de la piel, presión arterial o frecuencia cardiaca. Las experiencias afectivas pueden igualmente observarse previas a las crisis temporales tales como ansiedad, explosiones de ira, tristeza o culpa, fenómenos de deja vu (sensación de ya haber vivido lo que ocurre) o sentimientos místicos de religiosidad intensa o éxtasis. A este respecto, se cree que Santa Teresa de Jesús podría haber sufrido de epilepsia del lóbulo temporal.

Las crisis del lóbulo temporal en ocasiones se manifiestan además de con la sintomatología propia de crisis (convulsiva o no), con síntomas complejos como alucinaciones auditivas, olfatorias o visuales. Las alucinaciones olfatorias o visuales se ven también asociadas a procesos de demencia. Las alucinaciones auditivas pueden igualmente observarse en otras enfermedades mentales como en la esquizofrenia. A diferencia de las alucinaciones en la esquizofrenia, las alucinaciones auditivas de la ELT son de duración breve e intermitentes y además presentan un contenido no emocional mientras que, en la esquizofrenia, en cambio, son voces que comentan o insultan y suelen asociarse a contenido delirante. Igualmente, en la ELT hay ausencia de otros síntomas propios de esquizofrenia en la ELT como los fenómenos de difusión, robo o inserción del pensamiento propios de la esquizofrenia.

2.- TRASTORNOS DEL NEURODESARROLLO

2.A Síndrome de Guilles de la Tourette (SGT):
El síndrome de Guilles de la Tourette se engloba actualmente en los trastornos del neurodesarrollo y se presenta de manera más frecuente en varones (3:1). Su presentación suele ser entre los 2 y los 15 años con una media de inicio a los 6 años.
El origen del cuadro se desconoce con claridad, aunque es muy probablemente multifactorial con implicación de factores genéticos, epigenéticos, biológicos y ambientales. La mayoría de los pacientes afectos presentan familiares de primer grado con síntomas compatibles.
El síndrome de Guilles de la Tourette se caracteriza por la presencia de síntomas neuropsiquiátricos en tres dominios:
1.- MOVIMIENTOS INVOLUNTARIOS EN FORMA DE TICS: Para su diagnóstico se requiere la presencia de múltiples tics motores (simples y/o complejos) y al menos un tic fónico de aparición gradual o brusca. Estos tics deben persistir al menos un año tras su inicio.
Los tics motores simples son aquellos que comprometen a un solo grupo muscular localizado como, por ejemplo, guiñar los ojos o torcer la boca, en cambio los tics motores complejos afectan a varios grupos musculares pudiendo manifestarse en movimientos más elaborados y complejos, por ejemplo, giros cefálicos con guiños, elevación de brazos o torsiones del cuerpo. Los tics fónicos son aquellos que comprometen la musculatura fonatoria e implican la producción de un sonido, por ejemplo, chasquidos, gruñidos, sonidos guturales…
2.-ALTERACIONES CONDUCTUALES: Hasta el 28-65% de pacientes afectos de SGT presentan clínica de trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Los pensamientos obsesivos más recurrentes en pacientes con SGT son relacionados con el orden, simetría y la ritmicidad.
3.-TRASTORNOS COGNITIVOS: La comorbilidad SGT con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) se observa en hasta en el 30-90% de los pacientes. Es habitual que los pacientes afectos por SGT presenten otras dificultades cognitivas relacionadas con funciones ejecutivas como alteraciones en la planificación, secuenciación y abstracción. Todo ello hace que los niños con SGT presenten un rendimiento académico inferior al esperado para su capacidad cognitiva.

2.B. Trastornos del espectro autista (TEA):
El término “espectro” se refiere la amplia gama de síntomas, habilidades y niveles de deterioro o discapacidad que pueden tener estos niños, es decir, algunos niños padecen un deterioro leve causado por sus síntomas, mientras que otros están gravemente discapacitados.
Los síntomas del trastorno del espectro autista (TEA) se encuentran categorizados dentro de tres áreas:
1.- DIFICULTADES EN LA COMUNICACIÓN SOCIAL RECIPROCA:
Los niños con TEA presentan dificultades en la capacidad de comunicarse de manera recíproca, esto es el establecimiento de una comunicación bidireccional y fluida. Estas dificultades se manifiestan en varios aspectos de la comunicación como por ejemplo la habilidad para captar dobles sentidos y bromas, crear historias o flexibilizar el lenguaje. Habitualmente los niños con TEA presentan también alteraciones en el lenguaje no verbal como por ejemplo la escasa modulación del contacto visual, tono e inflexión de la voz o la escasez de gestos que apoyen la conversación.
2.-INTERESES RESTRINGIDOS. CONDUCTAS ESTEREOTIPADAS Y REPETITIVAS:
Los menores con este tipo de trastorno presentan problemas en la flexibilización de sus conductas mostrando actividades restringidas y estereotipadas. Es decir, tienen dificultades para cambiar de intereses, tareas y rutinas en el día a día. Además, tienen una rigidez en sus intereses y costumbres que incluye al juego siendo este habitualmente poco creativo y más orientado a objetos y secuencias.
Los niños afectos de TEA tienen frecuentemente intereses sensoriales específicos, esto es, se muestran especialmente apegados a ciertos colores, texturas, olores o sonidos. Estas dificultades además suelen acompañarse de una hiperreactividad a ciertos estímulos sensoriales que en el día a día pueden derivar en conductas de ansiedad o explosiones de ira.
Dentro de las conductas estereotipadas y repetitivas que más frecuentemente presentan los niños con TEA se encuentran ciertos movimientos repetitivos sin finalidad llamados estereotipias y que pueden ser de diversa índole como balanceo o aleteo. Estos movimientos suelen acrecentarse en situaciones de ansiedad. Frecuentemente son el primer signo de alarma que conduce a los padres a pedir cita con un especialista.
3.-DETERIORO DE LA INTERACCIÓN SOCIAL:
Los niños afectos de TEA presentan una baja integración del comportamiento social, emocional y comunicacional que se traduce en dificultades en la integración con los iguales y en la regulación emocional. Estos niños a menudo tienen dificultades en el entendimiento de las convenciones sociales, como el juego grupal o las actividades colectivas, lo que con frecuencia conduce a problemas escolares, exclusión o en casos extremos bullying. Los menores afectos de TEA presentan también problemas en el entendimiento de signos sociales convencionales como las expresiones de duelo, celebración o afecto. En ocasiones estas dificultades pueden derivar en conductas inapropiadas.

2.C. Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH):
El diagnóstico del trastorno por déficit de atención e hiperactividad suele realizarse en torno a los 6-7 años, aunque es frecuente la existencia de síntomas en la etapa preescolar y durante todo el desarrollo del pequeño.
Los síntomas fundamentales del TDAH se catalogan en tres dominios principales:
1.- SINTOMAS RELACIONADOS CON LA INATENCIÓN:
Los niños afectos de TDAH fallan al concentrarse en detalles y tienen dificultades para mantener la atención en tareas, no solo de tipo escolar sino también de tipo recreativo. Es frecuente que estos niños parezcan no escuchar cuando se le habla directamente y se muestren distraídos. Además, les cuesta seguir instrucciones y secuencias ordenadas por lo que es frecuente que no terminen sus tareas, con el consiguiente impacto en su rendimiento académico. Los padres suelen referir que pierden y olvidan las cosas, evitan tareas que requieran esfuerzos sostenidos y prefieren actividades en movimiento a aquellas de cierta índole atencional.
2.- SINTOMAS RELACIONADOS CON LA HIPERACTIVIDAD:
Para los niños con TDAH resulta muy complicado estar quietos sin mover alguna parte de su cuerpo: retuercen las manos, mueven las piernas o tienen tics, a veces esta inquietud incluso se prolonga durante el sueño. Son niños con incapacidad para jugar a actividades tranquilas y necesitan estar en continua actividad, es por ello que situaciones sociales que precisan de estar sentado o esperar son prácticamente intolerables para ellos por ejemplo viajes en coche o avión largos, colas, cines o ceremonias. Esto se replica en el colegio donde les cuesta mucho permanecer sentados y se levantan en la clase. Todo ello unido a que son niños pueden hablar excesivamente e interrumpir en las conversaciones, hace que puedan ser catalogados como disruptivos en el ambiente escolar.
3.- SINTOMAS RELACIONADOS CON LA IMPULSIVIDAD:
Los niños que sufren TDAH suelen tomar decisiones precipitadas sin tener en cuenta las consecuencias de sus actos. A menudo no miden el peligro y se precipitan a situaciones potencialmente dañinas para él u otros como por ejemplo cruzar la calle sin mirar, acceder a sitios de altura o caminar por lugares prohibidos. En consecuencia, suele tener accidentes y terminar lesionándose con cierta frecuencia.
La impulsividad que caracteriza el TDAH también afecta los aspectos comunicacionales y emocionales. Suelen ser niños que interrumpen con frecuencia en las conversaciones, responden inesperadamente o antes de que se haya terminado la pregunta, pueden utilizar cosas de otras personas sin recibir permiso o adelantarse a lo que hacen otros.
Igualmente, esta impulsividad se replica en el ámbito emocional teniendo dificultades en la regulación, identificación y expresión de sus emociones. Son niños especialmente afectivos y sensibles que a menudo buscan la validación por los demás e igualmente por sus mayores, es por ello que en ocasiones pueden ser vistos como “intensos” debido a la explosividad habitual de sus reacciones emocionales.

Resumen y Conclusiones

En este artículo hemos pretendido reflejar el rol de la Neuropsiquiatría considerando esta una de las ramas de la psiquiatría más desconocidas, e igualmente aplicar este conocimiento a la población infantil.

Tomando como ejemplo las 4 enfermedades neuropsiquiátricas que hemos desglosado en este artículo y dada su relevancia, prevalencia e impacto en el desarrollo del niño, se puede concluir la importancia del correcto ejercicio de la neuropsiquiatría, la necesidad de profesionales específicamente formados en esta área de conocimiento y la especial singularidad de los equipos multidisciplinares que deben abordar estos casos.

En conclusión, resulta esencial apostar por profesionales específicamente formados en neuropsiquiatría ya que su rol es esencial en el abordaje de niños y adolescentes con patologías neuropsiquiátricas. La necesidad de profesionales en la neuropsiquiatría infanto-juvenil se sustenta en las peculiaridades de esta población, la elevada prevalencia de entidades como el TEA o el TDAH y la necesidad de un abordaje integral y exhaustivo que asegure el bienestar de estos pacientes.

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