Se acercan las vacaciones de verano y los padres se debaten entre “lo dejo descansar, pero y si pierde la rutina?” …”Ni hablar, durante el verano hay que leer y hacer tareas. Aunque pobre, se merece un descanso”.

Lo cierto es que las vacaciones y las actividades de lecto-escritura no tienen porqué ir reñidas. Se puede leer, escribir e incluso resolver problemas matemáticos disfrutando de las tan merecidas vacaciones! Es más, ¿no pueden ser el leer y escribir pasatiempos placenteros? Claro que si! Todo depende del “cristal con que se mire”.

Las tareas de lecto-escritura suelen resultar tediosas cuando tenemos que leer un libro que no nos atrapa para luego responder preguntas sobre él, y encima hay que responderlas bien; o cuando nos están haciendo dictados sin sentido o escribir una lista interminable de palabras o frases para mejorar la letra. Pero ¿a quién no le gusta tumbarse bajo un árbol con ese libro que tanto nos gusta, devorarlo y luego poder contárselo a alguien? ¿A qué respondemos gustosos si encima ese otro demuestra interés y nos hace miles de preguntas al respecto?

Pues eso. A los niños les pasa igual. Entonces, la clave está en hacer de esa actividad algo atractivo o que suponga alguna utilidad. Por ejemplo:

  • Leer un libro es mucho más llamativo si ha sido el niño el que ha escogido el libro que quería leer. O si puede compartir de esa lectura con mamá y/o papá, quienes dedicaran exclusividad absoluta durante el tiempo que dure la lectura o el comentario de la misma (escucharlos es un factor fundamental para motivar a los niños). O si el libro nos permite soñar e imaginar que somos los personajes y podemos hacer una interpretación con las ideas principales y cambiando el final según nos guste más. O si queremos hacer una comida especial y hay que buscar y leer la receta.
  • Escribir las palabras del dictado tiene más sentido y lo harán con más ganas si se hace para ayudar a mamá y/o papá con la lista de la compra, que luego podemos chequear en el supermercado a la vez que vamos comprobando precios por si mamá o papá no han traído suficiente dinero (y así de paso sumamos y resolvemos este problema matemático). Escribir frases se torna natural y se hace con más esfuerzo si se trata de preparar una súper sorpresa a los abuelos que vienen de visita. Organizar el discurso es mucho más fácil y llamativo si papá o mamá nos prestan el ordenador para escribir nuestro “cuento de verano”, ese que luego podrán leerle al hermano menor para que no tenga miedos por las noches.

Como veis, de lo que se trata es de combinar los objetivos de mamá y papá de hacer que no pierda el hilo de los aprendizajes, con los del niño que quiere librarse de la responsabilidad del cole.

Si como padres seguimos demostrando a nuestros hijos que leer y escribir es una obligación, jamás lograremos que la tarea en si sea satisfactoria. Y déjenme que les diga que, aunque vaya muy bien en el cole, habremos fracasado.

Así que a dejar correr esa imaginación y disfrutar todos de leer y escribir en las vacaciones! – Para ayudaros con el primer “empujoncito” os dejo links interesantes con actividades en la pestaña de recursos.

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